[Review] The Ritual (2017)

El bosque como espacio ancestral de horrores desconocidos es un terreno lleno de potencial al que echábamos de menos regresar. Tras la decepcionante Blair Witch, esta estupenda adaptación de una pequeña novela ofrece una experiencia de terror sin aditivos, sin coartadas ni disculpas por abrazar su condición de principio a fin. 

Nota: 80

La nueva película de David Bruckner recupera a un director de género al que se había buscado con ganas por el aficionado desde que creara una pequeña obra de terror independiente en la década pasada. La nueva película de David Bruckner recupera a un director de género al que se había buscado con ganas por el aficionado desde que creara una pequeña obra de terror independiente en la década pasada. La señal (The Signal, 2007) pasó sin pena ni gloria en su carrera comercial pero se convirtió en una obra de culto que no tuvo continuación hasta su participación en antologías de terror. Pero en su regreso al largometraje, Bruckner certifica sus cualidades como director de terror con una obra modesta, pero que recuerda al cine de terror que triunfaba en la década de los 2000, es decir, sin cortapisas para entregar horrores ásperos, adultos, en los que la violencia forma parte integrada de su textura.

En cierta forma, The Ritual recupera cierta afición del cine británico de esa época por el survival horror en los bosques, que sigue una tradición marcada a fuego por películas como en los bosques, que sigue una tradición marcada a fuego por películas como Defensa (Deliverance, 1972) o (Deliverance, 1972) o La Presa (Southern Comfort, 1981) pero introduce un elemento de terror más atávico, que dentro de esa perspectiva realista ofrecía (Southern Comfort, 1981) pero introduce un elemento de terror más atávico, que dentro de esa perspectiva realista ofrecía Rituals (1977). Curiosamente titulada de forma parecida, también trataba sobre un grupo de colegas de trabajo acechados por un asesino invisible en un viaje a la naturaleza. Era una versión de la película de Boorman, pero con un elemento desconocido, y algunas notas casi místicas que la convierten en todo un ensayo para esta nueva aventura de amigos siendo cazados en un bosque. Pero volviendo a la década pasada, hay un buen puñado de similitudes de concepto y ejecución con la versión femenina del mismo punto de partida. (1977). Curiosamente titulada de forma parecida, también trataba sobre un grupo de colegas de trabajo acechados por un asesino invisible en un viaje a la naturaleza. Era una versión de la película de Boorman, pero con un elemento desconocido, y algunas notas casi místicas que la convierten en todo un ensayo para esta nueva aventura de amigos siendo cazados en un bosque. Pero volviendo a la década pasada, hay un buen puñado de similitudes de concepto y ejecución con la versión femenina del mismo punto de partida. The Descent (2005) tenía a un grupo de escaladoras aficionadas que decidían hacer una exploración a una cueva como experiencia de catarsis y ayuda para una de ellas.

Aquí, el personaje principal tiene un episodio traumático en la escena inicial de la película, y como en aquella, lleva el shock como penitencia durante la aventura, aunque en esta ocasión la intención no tiene el mismo propósito. Y si en la película de Neil Marshall los horrores se encontraban concentrados en un mismo escenario claustrofóbico, Bruckner utiliza los bosques escandinavos (rodados en los Cárpatos) como expresión opuesta del mismo terror a lo desconocido. Las frondas que esconden siluetas, el movimiento acechante de algo que no conoces, el poder mágico ancestral de las tierras por las que no han pasado humanos en cientos de años, elementos, en definitiva, de pura atmósfera que trasladan Aquí, el personaje principal tiene un episodio traumático en la escena inicial de la película, y como en aquella, lleva el shock como penitencia durante la aventura, aunque en esta ocasión la intención no tiene el mismo propósito. Y si en la película de Neil Marshall los horrores se encontraban concentrados en un mismo escenario claustrofóbico, Bruckner utiliza los bosques escandinavos (rodados en los Cárpatos) como expresión opuesta del mismo terror a lo desconocido. Las frondas que esconden siluetas, el movimiento acechante de algo que no conoces, el poder mágico ancestral de las tierras por las que no han pasado humanos en cientos de años, elementos, en definitiva, de pura atmósfera que trasladan The Ritual al terreno del fantástico que casa más con los tiempos actuales del terror sobrenatural, pese a que las formas sean más parecidas a las de autores que marcaban la pauta hace una década.

Desde luego, la historia de los excursionistas perdidos no va a sorprender a nadie, pero por lo menos, quien echara de menos algo de inquietud esotérica en la paupérrima Desde luego, la historia de los excursionistas perdidos no va a sorprender a nadie, pero por lo menos, quien echara de menos algo de inquietud esotérica en la paupérrima Blair Witch (2016) puede encontrar una digna pieza a la altura del legado de (2016) puede encontrar una digna pieza a la altura del legado de El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Project, 1999). No, no es que tenga brujas que castigan a los niños poniéndoles cara a la pared, pero sí hay puntos en común, tanto en la simbología de sus tótems paganos como en el propio temor que transmite la encrucijada de ramas y la desorientación de sus protagonistas. Si esta hubiera sido la película sorpresa que se empezó a vender con el título de (The Blair Witch Project, 1999). No, no es que tenga brujas que castigan a los niños poniéndoles cara a la pared, pero sí hay puntos en común, tanto en la simbología de sus tótems paganos como en el propio temor que transmite la encrucijada de ramas y la desorientación de sus protagonistas. Si esta hubiera sido la película sorpresa que se empezó a vender con el título de The Woods es probable que todavía estuviéramos hablando de un universo Blair Witch en el mundo del terror como lo es el de es probable que todavía estuviéramos hablando de un universo Blair Witch en el mundo del terror como lo es el de Cloverfield en la ciencia ficción.

Ya habían aparecido películas europeas como Ya habían aparecido películas europeas como The unknown (Det okända, 2000) que seguían los mismos pasos de Eduardo Sánchez y Daniel Myrik mejor que sus propias secuelas, pero hacía tiempo que no aparecía una con esta entidad, y se echaba de menos, en el reciente y muy rico panorama de terror espectral, una obra de terror que alternara la fisicidad y violencia de la versión de supervivencia del género con leyendas y miedo a lo desconocido. Desde luego, se nota la mano del director americano, pero espiritualmente luce y se percibe como una obra puramente británica. Y no solo por sus referencias a (Det okända, 2000) que seguían los mismos pasos de Eduardo Sánchez y Daniel Myrik mejor que sus propias secuelas, pero hacía tiempo que no aparecía una con esta entidad, y se echaba de menos, en el reciente y muy rico panorama de terror espectral, una obra de terror que alternara la fisicidad y violencia de la versión de supervivencia del género con leyendas y miedo a lo desconocido. Desde luego, se nota la mano del director americano, pero espiritualmente luce y se percibe como una obra puramente británica. Y no solo por sus referencias a El hombre de mimbre (The Wicker Man, 1973), sino por la manera de desarrollar la historia de forma fluida, dando más importancia a la historia y la propia narración que al propio drama de los protagonistas, que está ahí y funciona, pero nunca llega a profundizar más allá del resorte argumental y la pincelada justa que mueve al personaje principal.

El desgaste del grupo de amigos también va creando su propio microcosmos de angustia. La erosión de su salud y resistencia, la obligada confrontación y otros elementos clásicos de este subgénero acaba siendo muy importante, pero nunca tanto como el mal que les sobrecoge. Bruckner pone el ojo más cerca de las leyendas y los misterios ancestrales de esas arboredas nórdicas como presencia inevitable, casi lovecraftiana, que conecta de nuevo con las leyendas de los nativos americanos y sus bosques. El desgaste del grupo de amigos también va creando su propio microcosmos de angustia. La erosión de su salud y resistencia, la obligada confrontación y otros elementos clásicos de este subgénero acaba siendo muy importante, pero nunca tanto como el mal que les sobrecoge. Bruckner pone el ojo más cerca de las leyendas y los misterios ancestrales de esas arboredas nórdicas como presencia inevitable, casi lovecraftiana, que conecta de nuevo con las leyendas de los nativos americanos y sus bosques. The Ritual también podría haber estado producida por Larry Fesseden, como complemento del viejo mundo a su trilogía del también podría haber estado producida por Larry Fesseden, como complemento del viejo mundo a su trilogía del Wendigo y no habría resultado extraño.