La idea de King Kong nació de la imaginación de un joven Merian C Cooper, quien se obsesionó con gorilas a la edad de 6 años, cuando su tío le dio un libro sobre África Ecuatorial. El libro, narraba las aventuras del viajero francés-estadounidense Paul Du Chaillu, que había se había dedicado mucho tiempo a aprender sobre los nativos y la vida en África Ecuatorial. En una de las páginas del libro de Exploraciones y Aventuras estaría la inspiración original para King Kong. En ella se hablaba de un gorila gigante de «tamaño extraordinario, medio hombre, mitad bestia, el Rey del bosque africano».
Probablemente, ningún mono podría haber sido tan grande pero Cooper lo interpretó como el gran King Kong. Para hacerlo realista, Cooper investigó con el explorador Douglas Burden. Quien era especialista en dragones de Komodo y fideicomisario del Museo Americano de Historia Natural. Toda una autoridad sobre la vida silvestre, había buscado, capturado y llevado a dragones de Komodo a América. Los consideraba una criatura mítica, los únicos parientes de dinosaurios que quedan, pero no pudieron sobrevivir al mundo humano. Con lo que ahí se explica la parte del argumento de King Kong en la que el animal no sobrevivía en el mundo humano.
A pesar de que en el cine el tamaño se exagera, sí que es cierto que ha habido numerosos informes de simios más grandes de lo normal a lo largo de los siglos. Y, fuera de la criptozoología, es verdad que dentro de los primates alguna vez hubo una especie de tamaño exagerado. En 2005 (coincidiendo con el estreno de anterior remake), Jack Rink, un biogeólogo de la Universidad McMaster, en Canadá, examinó los restos fósiles de algunos huesos de mandíbula de un simio de proporciones fuera de lo común. Para desilusión de todos los fans de Kong, Rink determinó que el mono no era del tamaño de las películas. No era tan grande como un edificio pero si llegaría a los 3 metros de altura de altura, y pesaba una friolera de 550 kilos.
Para saber por qué desapareció, Rink examinó los isótopos de carbono estables en el esmalte de los dientes (recuperados en china y Tailandia) de los gigantes para averiguar lo que habría comido y por qué se extinguió. La primera información indicaba que vivían en el bosque y obtenían su alimento de este hábitat. El Gigantopithecus era un vegetariano exclusivo, pero no se especializaba en el bambú. Los expertos suponen que el mono gigante era demasiado pesado para escalar árboles como sus descendientes modernos, lo que significa que no podría alcanzar la comida en las alturas y al igual que muchas otras especies de megafauna, el animal vegetariano murió debido a su incapacidad de adaptarse a las condiciones cambiantes, ya que los bosques se convirtieron en sabanas.
Los parientes del mono gigante, como el reciente orangután, sí han sido capaces de sobrevivir a pesar de su especialización en un cierto hábitat. La restricción a un mismo nicho habría condenado al Gigantopithecus, pero los orangutanes tienen un metabolismo lento y son capaces de sobrevivir con pocos alimentos mientras que, presumiblemente, el tamaño del simio extinto le hacía depender de una gran cantidad de alimento. Durante el Pleistoceno, tuvo lugar una trasformación de las zonas en paisajes de prado que no contenía suficientes vegetales para sostener a la especie.
El tamaño y la falta de alimento nos llevan hacia otra pregunta. ¿Podría existir un primate del tamaño de Kong? Es decir, ¿sería posible biológicamente? Hay una buena colección de razones para desestimar esa posibilidad. Pero ateniéndonos al tamaño, mantener un cuerpo grande como ese necesitaría cantidades enormes de alimento. Dado que Kong es un mamífero, sus requerimientos dietéticos serían muy exigentes. Los animales más grandes tienden a tener tasas metabólicas bajas, pero es razonable esperar que Kong necesitara camiones de comida todos los días. Un gorila macho adulto promedio come aproximadamente 22 kilos de comida al día, un octavo de su peso corporal aproximadamente, podemos adivinar que Kong necesitaría por lo menos tres toneladas y media. En el mundo real, los gorilas actuales tienen dietas muy variadas centradas en hojas, frutas y otras partes de cientos de especies vegetales y, aunque también comen larvas, termitas y hormigas, no les gusta la carne. Siendo Kong un espécimen tan inusual, probablemente adaptaría su dieta con criaturitas y ganado de la Isla Calavera.
Esto supone un problema, porque, entre otras, con ese tamaño es difícil que fuera bípedo o atlético en absoluto. Incluso podría tener dificultades para moverse, en el peor de los casos ni siquiera podía mantenerse en pie. Los huesos de Kong podrían ser lo suficientemente fuertes para soportar su peso, pero probablemente le hiciera falta mucha más masa muscular para moverse y sobre todo para correr, saltar o atacar algo. Probablemente ese cuerpo podría sobrevivir, si nos fijamos en las jirafas, mantener sus cuerpos funcionando gracias a vasos sanguíneos elásticos y válvulas especiales en las arterias del cuello que ayudan a bombear la sangre desde el corazón hasta la cabeza. Con ese tipo de válvulas, la anatomía del gorila de la isla calavera podría funcionar, pero seguiría haciéndole falta mucha, mucha fuerza para poder cazar. El único problema es que para procrear y formar una familia necesita un hábitat muy especializado, por lo que quizá el hecho científico más realista de estas películas es que el grandioso animal sea el único ejemplar vivo de su especie.