Tales from the Crypt (1989-1996): la serie de terror de HBO que revolucionó la televisión de los 90

Probablemente, al oír hablar de series de HBO te pongas pensar en Los Soprano, Juego de tronos o The Wire, pero si no viviste los 90, puede que no tengas el recuerdo de una de las series de terror más sorprendentes y recordadas en aquella era. Probablemente hayas visto a su protagonista en miles de gifs y fotos de la red. Ese señor viejo con pinta de zombie maléfico y reseco que siempre se ríe es el guardián de la cripta (The Crypt Keeper), fue el anfitrión de esta adaptación de los cómics de EC titulada en España Cuentos de la Cripta (Tales from the Crypt). También apareció en los spin-offs de la película que le siguieron, destinados para cine y mercado de vídeo. En realidad, el guardián era una realista marioneta operada por Van Snowden cuyo trabajo más conocido es el alucinante trabajo para Chucky en Muñeco diabólico (Child’s Play, 1988). El presentador cadavérico también se hizo famoso por la característica voz de John Kassir, que presentaba y cerraba cada historia con un pequeño monólogo lleno de chistes de humor negro, generalmente acompañado de su risa de maníaco.

Su risa marcaba el tono desde los icónicos créditos de apertura, en los que la cámara se acercaba a través del interior de una mansión embrujada al ritmo de la memorable sintonía compuesta por Danny Elfman, y terminaba sobre él saliendo del ataúd entre telarañas. Las historias que presentaban eran excesivas a todos los niveles. Era como la hermana macarra de Cuentos Asombrosos. Tenían altas dosis de sexo, eran extremadamente violentas e inapropiadamente hilarantes o groseras. Había algo que la hacía más peligrosa en comparación con el material de terror televisivo de ese momento, para chavales de 10 a 16 años era algo deliciosamente prohibido. La serie permanecería en antena durante 7 temporadas desde el 10 de junio de 1989 y venía con cierto prestigio puesto que, quien se dedicaba a jugar con sangre y asesinatos era un nutrido grupo de productores ejecutivos con nombres bastante importantes.

Entre ellos encontrábamos a gente de la talla de Richard Donner, David Giler, Walter Hill, Joel Silver y Robert Zemeckis, que atraían a otros grandes talentos de la época como Demi Moore, Kirk Douglas, Christopher Reeve, Beau Bridges, Patricia Arquette, Teri Garr, Joe Pesci, Treat Williams, Tim Curry, Clancy Brown, Malcolm McDowell, Timothy Dalton, Martin Sheen, Terry O’Quinn, Eddie Izzard, Jeffrey Tambor, Isabella Rossellini o Tom Hanks. Además, tenemos oportunidad de presenciar cómo la serie también fue un campo de pruebas de estrellas en ascenso como Brad Pitt, Patricia Clarkson Tim Roth o Ewan McGregor. Aparte de los productores mencionados, en la silla de director se sentaron gente tan importante como Tom Holland, Mick Garris, Stephen Hopkins, Mary Lambert, Randa Haines, Tobe Hooper, John Frankenheimer, Wiliam Friedkin, Howard Deutch… incluso actores como Arnold Schwarzenegger, Michael J. Fox o Bob Hoskins llegaron a dirigir un episodio. Y eso sin meternos a fondo con los guionistas, entre los que que tenías desde el creador de The Walking Dead, Frank Darabont, a gente clásica como Steven E. de Souza, Andrew Kevin Walker, Fred Dekker o Bob Gale.

Si hay algo que llame la atención de la serie hoy es que sus valores de producción eran más que pintones, parecían minipelículas con planos en exteriores e iluminaciones dignas de gran pantalla. Sí, puede que la moda y la tecnología queden arcaicas, pero los efectos tradicionales, el látex y la ausencia de CGI hacen su visionado más satisfactorio que muchas películas de terror actuales. Además sus historias son atemporales, ya sea las que se centran en personas que intentan engañar a la muerte o en las que los codiciosos tratan de hacerse ricos a través de cualquier medio, normalmente matando a algún marido o esposa para obtener una cuantiosa herencia. Lamentablemente, Cuentos de la cripta tuvo dificultades para mantener el impresionante nivel de calidad, fotografía e impacto que logró en sus principios. La cosa tomó un giro particularmente abrupto cuando la producción se mudó a Inglaterra para la recta final del show. Por supuesto, también se debe destacar que, para esas épocas, ya habían agotado las mejores o más adaptables historias de los tebeos, y parte de la bendición de William Gaines para la serie dependía de la condición de que solo los cómics originales de la EC fueran el origen de la base de los episodios. Pero el creador murió poco después de que comenzara la producción en la primera temporada, por lo que, no hubo oportunidad de que cambiara de opinión.

El universo expandido de la cripta

Sin embargo, la diversión no se limitaba a HBO. Hubo una versión para niños que se transmitía como una pieza complementaria del programa de acción real. Sí, dibujos animados infantiles basados en la serie principal bajo el nombre de Los cuentos de la cripta (Tales from the Crypt Keeper, 1993) que hacía al personaje narrador mucho menos espeluznante para introducir relatos moralizantes menos traumáticos que su predecesora. En algunas entregas, incluso el propio Crypty era la estrella y varios episodios giraban en torno a sus aventuras. Fue cancelada en 1994, pero pronto hubo un nuevo programa animado para continuar la tendencia. Pero la cosa no quedó ahí. La serie llegó a tener tanto éxito que, a parte de un disco navideño con el guardián cantando y haciendo el tonto, incluso se plantearon películas con el sello del guardián, aunque no adaptaban ninguna historia concreta de los cómics y ni siquiera tenían formato de antología, como la película de Amicus Condenados de ultratumba (Tales From the Crypt, 1972).

Zemeckis contempló hacer la primera película de Historias de la Cripta sobre lo que se convertiría luego en Agárrame esos fantasmas (The Frighteners, 1995) que acabaría siendo la presentación de Peter Jackson en Hollywood puesto que pensó que el proyecto tenía demasiado potencial por sí mismo. Finalmente la operación se materializó con el estreno de Caballero del diablo (Demon Knight, 1995), una aventura de horror al estilo Posesión Infernal (Evil Dead, 1981) con toques de humor y bastante gore para ser un estreno de su década. El tiempo la ha ido colocando en un lugar de culto gracias a sus efectos especiales prácticos, su cameo de Dick Miller y a salvajemente divertida interpretación de Billy Zane. La siguiente entrega fue la inferior El club de los vampiros (1996), que ya fue directa a vídeo, sobre un lupanar infestado de chupasangres. Una entretenida copia de Vamp (1986) que salía al mercado casi como una versión low cost de Abierto hasta el amanecer (From Dusk Till Dawn, 1996). A pesar de ello el tiempo no la ha tratado mal, pero el parecido con la serie es circunstancial. Aún más rara y poco conocida es la tardía Ritual (2002), un remake de Yo anduve con un zombie (I Walked With a Zombie, 1943) mejor de lo que parece, si uno está dispuesto a perdonar sus limitaciones.