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10 películas de muñecos cabrones

El mundo de los muñecos maléficos tiene una historia rica en marionetas poseídas, pequeños regalos que toman vida propia, algunos compañeros de ventrílocuos con una influencia poco recomendable sobre sus amos o incluso robots que cobran vida propia, por eso recapitulamos un listado de algunos ejemplos que han marcado el cine de terror.

Dolly dearest: jugando a matar (Dolly Dearest, 1991)

La versión femenina de Chucky, Dolly, no está poseída por un asesino sino por un demonio maligno. ¿Importa mucho? En este caso sí, ya que su misión es contagiar a los niños y hacer que se comporten de forma rara. Sin dejar de ser un estreno directo a video, típico de primeros de los noventa, Dolly Dearest se alza un por encima de este tipo de subproductos, aunque no deja de ser una serie B. Tras una (más bien lenta) primera media hora, comienzan los asesinatos y las dudas de los padres, que ven cómo su hijita comienza a hablar idiomas ancestrales que no están en el plan de estudios de la ESO.

 

El muñeco diabólico (Devil doll, 1964)

La primera “muñeco diabólico” no está relacionada con las de Chucky salvo por la traducción de aquellas, aunque evidentemente tiene puntos en común. Esta es una de las primeras muestras de peli-con-ventrílocuo-malvado. Y su marioneta claro, puede cobrar vida. Pero aquí “El gran Vorelli”, hipnotista y mago, controla al ser inanimado, que no es sino un alma humana encerrada en un pedazo de plástico. Así, en la trama los asesinatos son controlados por Vorelli y el trapicheo de almas humanas de carcasas a cuerpos está a la orden del día. El muñeco Hugo es de los que pone nervioso porque parece mirarte en todo momento. Una curiosa película desconocida y difícil de ver en España.

 

Muñecos infernales (1961)

No confundir con la película del mismo título dirigida por Tod Browning en 1936. Esta pequeña serie B está encuadrada dentro de la era dorada del cine terror de la cinematografía mexicana. Como otras producciones de esa época, el bajo presupuesto y las soluciones de guerrilla se dejan notar a primera vista, pero ejemplos como éste demuestran lo profesional que resultan la mayoría de ellas. Los muñecos de esta historia son una especie de enanos con máscaras que despiertan, cual momias, a causa de una maldición vudú. Los efectivos maquillajes hacen que den bastante mal rollo, y la fotografía  en blanco y negro añade atmósfera. Lo bueno es que además de figurillas asesinas tenemos sacerdotes con poderes, zombis y magia negra. ¿Quién da más?

 

Dolls (1987)

Imagina que pasaría si juntaras al director de Re-Animator con Perrault y los Hermanos Grimm puestos de mezcal. Pues sí, tendrías la película infantil más enferma de los 80, tanto que difícilmente deberías ponérsela a tu sobrinito. Toda la película respira un conseguido aire de cuento de hadas deliciosamente sombrío. Es un pequeño relato de casa encantada donde un montón de pequeñas muñecas victorianas de porcelana acechan a una familia perdida en una noche de tormenta. Clásica y macabra, llena de sentido del humor oscuro y animación retro, podría servir de precuela espiritual a la saga de muñecos malvados Puppetmaster de la misma productora. Un producto típicamente de su época, repleto de esa magia irrepetible, a pesar de sus defectos.

 

Historias para no dormir: Freddy (1982)

Durante el  regreso de mítica serie de Chicho Ibáñez Serrador en los 80, destacó esta primera entrega en su única emisión, una velada de Septiembre de 1982. Dos años antes de Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, 1984), sería otro Freddy el que no dejaría dormir a los españolitos durante esa noche. Dentro de la subcategoría de “ventrílocuos malditos”, es tan desconocida, como  efectiva. Supongo que la historia de un muñeco que asesina a Fedra Llorente impactaría bastante en una España donde, entre los ídolos adolescentes, se podía incluir a Mari Carmen y sus muñecos, aunque no entiendo qué puede darte miedo después de cenar en familia viendo a Jose Luis Moreno. Turbador.

 

Trilogía de terror (Trilogy of terror, 1975)

Una de esas películas compuestas de varios relatos que tanto se estilaban en los 70,  debe su  popularidad al último de ellos, Amelia, basado en el relato corto “Presa”, de Richard Matheson. Amelia (la imprescindible scream queen Karen Black) compra un ídolo zuní, un pequeño guerrero de aspecto bastante tétrico, para regalárselo a su madre. Por supuesto, rompe por error el hechizo que lo mantiene inerte y pronto tenemos a la chica correteando despavorida por su apartamento. Lógico. No debe ser fácil huir de un pequeño tótem dentado de madera en taparrabos, armado y cabreado. El director Dan Curtis consigue elevar  gradualmente la sensación de claustrofobia en una persecución dónde el juego de gato y ratón se invierte por momentos. Tus retinas no olvidarán el plano final.

 

 Muñeco diabólico 2 (Child’s Play 2, 1990)

¿Quién no conoce al más punk de los muñecos diabólicos? Como supongo que todos habéis visto la su primera aventura, hoy toca recordar la secuela directa. Después de esta, la saga nunca volvió a dar nada de miedo. Infravalorada, no necesita perder el tiempo en introducir personajes, va directa y a la encía. Si en la original se jugaba con la ambigüedad y el suspense, esta es más violenta y gore, pero también una brillante fechoría de tensión non stop. Tenemos a un Chucky más decidido que nunca a poseer el cuerpo del pequeño Andy en un juego de acoso y persecución que no deja un solo minuto de calma al exhausto espectador. El clímax en la fábrica de muñecos “Good guys” es la mejor secuencia de la saga. Punto.

 

Silencio desde el mal (Dead silence, 2007)

James Wan dio la campanada con la curiosa Saw (2003), pero dejó a sus fans confundidos cuando presentó su segunda película. En vez de otro torture porn, entregó una pesadilla gótica reminiscente a los excesos barrocos del terror clásico italiano que tenía muy poco que ver con la suciedad y rabia de su debut. Pese a estar bien servida de gore, la tupida atmósfera de horror de vieja escuela y su cuidada estética fueron relegadas al olvido, al menos hasta que el mismo invento le dio resultado en taquilla con Insidious (2010). El director es especialista en muñecos siniestros y esta es una de sus cimas. Fantasmas de ventrílocuos, marionetas malditas y argumento de cómic de la Warren en un cóctel molotov macabro e imprescindible.

 

La dimensión desconocida:  La muñeca viviente  ? (The Twilight Zone –  Living Doll, 1963)

Vale, lo sé, técnicamente no es una película, pero esta serie fue esencial para el desarrollo del fantástico posterior y éste episodio es uno de los más míticos. Tina Parlanchina es la típica muñeca que habla, el ojo derecho de su dueña, Christie. Terry Savalas, haciendo del típico padrastro antipático, intenta deshacerse de ella cuando el juguete empieza a decir cosas poco corrientes como “Hola, Soy Tina. Te odio y quiero matarte”. Adorable. No hace falta reseñar que Chucky es un facsímil obvio de Tina, aunque ya nadie se acuerde de ella. Lo cierto es que estos veinticinco minutos son todo un ejercicio en tensión que supera a muchas pelis del género, ¡si incluso tiene banda sonora de Bernard Herrmann!

 

Al morir la noche (Dead of Night, 1945)

El clásico que empezó el subgénero también se compone de varias historias fantásticas. El muñeco del ventrílocuo es la mejor y más escalofriante de todas ellas. Hugo es el muñeco malvado que trata de volver loco a su dueño, Maxwell Frere, quien cree que está siendo controlado por su marioneta. Deliciosamente macabra y rodada con la elegancia del cine británico de los años cuarenta, su giro final es de los de dejar el estómago dado la vuelta. Es la madre de todos los muñecos cabrones de la historia del cine, pero su hijo bastardo más reseñable es la infravalorada Magic (1978) en la que un desequilibrado y confuso Antony Hopkins vive a merced de su polichinela.

Annabelle (Annabelle, 2014)

Puede que la peor película en la que ha aparecido la muñeca Annabelle sea la primera de su trilogía. Originalmente en la sobresaliente Expediente Warren (The Conjuring, 2013), sus aventuras se han extendido en tres entregas para ella sola que incluyen las superiores Annabelle: La creación (Annabelle, Creation, 2017) y Annabelle Vuelve a Casa (Annabelle Comes Home, 2019), dos festivales del susto con todo tipo de espectros y demonios.

 

Muñeco Diabólico (Childs Play, 2019)

El caso del nuevo Muñeco Diabólico tiene muy poco de diabólico, tan solo lo diabólico de una empresa como Apple o Google que invaden nuestras casas con su tecnología conectada a la nube, logrando que todos perdamos el culo por conceptos que acabarán de borrar la privacidad, como el 5G. No trata de un juguete poseído por un asesino, no hay ritos satánicos de por medio, es una evolución peligrosa de programas tipo Alexa y se une a la estirpe de otros robots para uso humano con el cable cruzado con la voz de Luke Skywalker. Una visión diferente de la misma historia que genera bastante mal cuerpo y diversión irreverente y gore a partes iguales. La canción de Buddi es la guinda a lo que podría ser un episodio bueno de ‘Black Mirror’ pasado de vueltas.