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El Stephen King apocalíptico

El estreno de «Apocalipsis» de Stephen King es un buen momento para repasar las veces que el escritor de Bangor acabó con el mundo tal y como lo conocemos con sus teclas. Desde la primera novela épica que ahora adapta CBS a pequeños relatos de zombies o ciencia ficción, desde 1974 a 2020 hay mucho tiempo para imaginar formas en las que destrozar el planeta tierra.

Stephen King es una fuente inagotable de ideas para adaptaciones. Es responsable de 59 novelas y estamos aún inmersos en un revival de su obra que incluye adaptaciones de este mismo año, con series como El visitante o Apocalipsis, la nueva versión de una de sus trabajos más épicos que nos hace plantearnos cómo ha visto el autor de Maine el fin del mundo a lo largo de su obra, qué libros o relatos de género postapocalíptico ha desarrollado durante su carrera. En un año como 2020, en el que la humanidad ha vislumbrado la realidad de lo que antes sólo imaginaba en pesados libros de historia o ficciones escalofriantes, es inevitable volver a Stephen King para comprobar cómo en muchas de sus mejores obras trató con la visión del colapso social y ocaso de la civilización tal y como la conocemos. Da un poco de miedo pensar en cómo el año en el que se estrena la ambiciosa adaptación de CBS de Apocalipsis surge una terrible pandemia mundial que conecta con el punto de partida del libro, con un virus tremendamente contagioso que acaba con la vida de la gran mayoría de los seres humanos. Tampoco es tanta coincidencia cuando ha sido un tema bastante habitual en los años en los que el tema apocalíptico ha sido común en la gran pantalla, sin ir más lejos en la extraordinaria trilogía de El origen del planeta de los simios. Consciente de las comparaciones, el propio King salió al paso en su muy activa cuenta de twitter para aclarar que «No, el coronavirus NO es como THE STAND (Apocalipsis). No es tan grave en absoluto. Es eminentemente sobrevivible. Mantengan la calma y tomen todas las precauciones razonables», pero era inevitable que nos miráramos en su ficción para tratar de buscar alguna respuesta.

 Para muchas personas, Apocalipsis es la obra maestra del autor, una epopeya que popularizó el género postapocalíptico, porque no olvidemos que apareció tres años antes que la secuela de Mad Max, salvajes de la autopista y un par antes de 1997: Rescate en Nueva York, consideradas las piezas clave en la expansión del subgénero. La historia sigue a dos bandas dispares de supervivientes mientras cruzan un Estados Unidos devastado por una pandemia del virus conocido coloquialmente como Capitán Trotamundos. Mientras algunos supervivientes son contactados por una anciana llamada Madre Abigail, otros se sienten atraídos por la influencia de un hombre llamado Randall Flagg, un personaje recurrente en la obra de King, similar a Lucifer, pero que encaja de otra manera en la compleja mitología desarrollada por el autor. Aunque los seguidores de la Madre Abigail se esfuerzan por reconstruir la civilización, Flagg crea su propia Sodoma y Gomorra en Las Vegas, convirtiendo Apocalipsis en una pieza de fantasía, de enfrentamiento entre el bien y el mal bíblico, multidimensional y un tapiz gigante de personajes que podrían servir de borrador para lo que veremos en The Walking Dead, un apocalipsis zombie modelado según George A. Romero pero que reciclaba las dinámicas de asentamientos de la épica de King.

The Stand

King no es ajeno a los apocalipsis de muertos vivientes y contribuyó a una colección de relatos basados en el universo de las películas de su amigo con Parto Casero, con una mujer preparándose para tener a su bebé en medio de una epidemia con cadáveres reanimados, que no deja de ser parecido a lo que narra el tramo central de Un lugar tranquilo. Este cuento corto puede servir como aperitivo de la gran novela de zombies de King: Cell. En ella, una entidad desconocida se apodera de toda la red de telefonía móvil de EE. UU., usándola para transmitir una misteriosa señal conocida como el pulso. Todos los usuarios de móviles expuestos a la señal se transforman inmediatamente en máquinas de matar sin sentido, creando un universo donde reina la violencia y la sangre, con un fondo satírico que ya preveía la dependencia actual a la interfaz de los dispositivos. Cell también tuvo una adaptación cinematográfica, protagonizada nada menos que por Samuel L. Jackson y John Cusack, y pese a que no logra captar lo más interesante de la novela, y tiene una exagerada mala fama, no es una mala película para ver de telonera en un programa doble con The Signal o Pontypool.

No es tanto una obra postapocalíptica canónica como una fantasía épica, pero la saga La torre oscura posee un núcleo duro de ficción de fin del mundo, aunque sea realmente el homenaje de King a la trilogía El señor de los anillos de Tolkien, transcurre en un mundo paralelo en el que su población ha vivido un ocaso y su estado es una especie de lejano Oeste con resquicios de otra cultura más avanzada que vivió su fin. La saga sigue al pistolero Roland Deschain mientras emprende un viaje de ocho libros para encontrar la misteriosa Torre Oscura, el pilar alrededor del cual giran todos los universos, incluido el Mundo Medio de Roland, y el nuestro propio, en el que incluso aparecerán los hechos que vemos en Apocalipsis, así como la mayoría de los trabajos anteriores de King, colocándolos en un mismo universo único y enorme mientras narra una historia impresionante, inabarcable y, sobre todo, inadaptable, como demostró la pírrica visión para el cine con Idris Elba como protagonista. La única forma posible sería crear una serie de varias temporadas con un nivel de producción como Juego de Tronos.

La torre oscura

Otros trabajos de Stephen King se alejan bastante de lo que podríamos catalogar como el subgénero de forma más o menos pura, pero sí que comparten muchas de las características de la ficción postapocalíptica, como por ejemplo La cúpula, sobre una pequeña ciudad de Maine cuyos habitantes despiertan y se encuentra atrapados por un campo de fuerza indestructible que abarca toda extensión del municipio y la aísla de cualquier intervención externa, entrando rápidamente en un estado de paranoia distópica, en una versión a nivel micro del colapso de la civilización que se encuentra en otras visiones del Armagedón de King. Fue adaptada en una no muy espectacular serie de televisión de 39 episodios. El fugitivo fue escrita bajo el seudónimo de Richard Bachman para sus obras más rudas, describiendo unos Estados Unidos devastados por el colapso económico, mientras entre las ruinas de la civilización, un programa en directo de caza humana ultraviolenta, con participantes obligados entre los prisioneros condenados del país, da esperanza y alivio a los residentes oprimidos. Tuvo una divertida adaptación cinematográfica protagonizada por Arnold Schwarzenegger y podría tener puntos en común con otra buena novela distópica de King, La larga marcha, un precedente obvio de Battle Royale y Los juegos del hambre en el que cientos de adolescentes deben caminar hasta que solo uno quede con vida. El final del desastre fue otro relato corto de ciencia ficción recopilado en Pesadillas y alucinaciones en 1993 y que narra en forma de diario personal la historia de Howard Fornoy, un hombre que intenta curar las tendencias agresivas de la humanidad liberando una sustancia que calma a las personas, pero con inesperadas consecuencias colaterales en el final de la historia, que da a entender que la raza humana morirá más tarde o más temprano a medida que los adultos comiencen a olvidar cómo cuidar a los niños recién nacidos, lo que aboca al mundo a su fin. El canal TNT produjo una adaptación televisiva de la historia como parte de la serie Pesadillas y alucinaciones.