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Los vigilantes de la noche (Baywatch Nights): cuando David Hasselhoff se convirtirtió en Buffy, la cazavampiros

‘Los Vigilantes de la playa’ fue una serie muy recordada de los 90 en la que un grupo de socorristas de Los Ángeles evitaban que el populacho se ahogara mientras lucían sus cuerpos hermosos, ciclados y siliconados. A veces tenían que luchar con tiburones, terremotos o asesinos, pero lo que poca gente recuerda es que tuvo un Spin-off muy loco que pasó de querer ser la nueva ‘Corrupción en Miami’ a un nuevo ‘Expediente-X’

La serie que ahora se convierte en película tuvo mucho mucho éxito en su época. Tanto, que además de plantearse varias variantes como Baywatch: Hawaii o Baywatch: Australia , al mismo tiempo se concibió un Spin-off protagonizado por Garner Ellerbee (Gregalan Williams), el oficial de policía de la bahía, que dejó su trabajo para fundar una agencia de detectives encima de un club nocturno en Los Ángeles. Mitch Buchannon (Hasselhoff), por alguna razón, debía de tener problemas económicos o no necesitar eso de dormir para funcionar como un ser humano (lo que explicaría muchas cosas de The Hoff).

Aunque la operación quiso sacar tajada de las audiencias del original, el público no compró esta transición de Mitch de chulopiscinas a chuloputesco nocturno.  La serie olía a perfume aquamarina y testosterona de neón, pero no acabó de cuajar su rollito Corrupción en Miami por lo que los productores le dieron vueltas para poder afrontar un tono diferente en la segunda temporada. Analizando lo que empezaba a llevarse en televisión en aquellos años, decidieron dar un volantazo que hizo que el cambio de tono de la temporada 1 no pareciera nada drástico comparado con lo que tenían preparado para el segundo round.

Si hacemos una comparación rápida entre las secuencias de créditos de las dos temporadas notaremos un cambio de intenciones brutal. Para empezar el tema de Lou Rawls es sustituido por una pieza instrumental con saxofón, con planos oscuros de cráneos y un aspecto similar al de los de Buffy, con lobos disecados entrecruzándose con planos a contraluz de Mitch caminando por una cerca de cementerio iluminada y llena de niebla espesa, en la mejor tradición de los videoclips ochenteros de Alice Cooper. Es, como quien dice, el reboot fantástico y de terror de ‘Los Vigilantes de la Playa’.

En 1996, ‘Expediente-X’ ya iba por la cuarta temporada en FOX y era uno de los mayores éxitos de la televisión estadounidense. Por lo que el cambio fue totalmente descarado. Pero para The Hoff no había locura suficiente y si una serie sobrenatural lo estaba petando, él no iba a ser menos, por lo que dijo, “yo también puedo”. Así que Williams salió tras la primera temporada, y Mitch continuó como investigador privado por las noches, luchando contra amenazas de otro mundo como todo un Kolchak de manual. Si pensabais que Supernatural había inventado algo, esperad a ver al bueno de Hasselhoff como una Buffy la cazavampiros más. Bueno, en realidad, y por el tono urbano y nocturno esta temporada tenía cierto aire a Angel, el Spin-off oficial de Buffy.

Como todo buen detective sobrenatural, Mitch contó con la ayuda de un nuevo aliado, el experto paranormal Diamont Teague (Dorian Gregory) y poco a poco su equipo de confianza para menesteres terroríficos se convertiría en una pandilla experta. Si no llevara la palabra ‘Baywatch’, es probable que mucho fandom afín al fantástico la recordara, pero el experimento quedó bastante oculto, aunque tuviera unos veinte episodios completos. Está claro que los presupuestos no eran demasiado aparentes, con lo que, seamos claros, tampoco es una serie de terror para tirar cohetes, pero cuanto más idolatramos a Hasselhoff como icono trash, cuanto más nos gustan sus chulerías entrañables, más valioso nos parece esta bizarra aventura televisiva.

Y es que, quién puede resistirse a episodios en los que Mitch se enfrenta a criaturas del abismo, una sirena monstruosa que mata para alimentarse y tener un bebé, plataformas petroleras con monstruos marinos gelatinosos -adelantándose a la coreana Sector 7 (2011)- y otro montón de situaciones sobrenaturales. La serie intenta no convertir a Mitch en un Mulder de la vida desde el primer episodio, claro, y en los, más o menos, tres primeros episodios juegan con su escepticismo sobre lo sobrenatural “No creo en la Hada de los Dientes”, le dice a sus compañeros. (El hada de los dientes o Tooth fairy es aquí, el ratoncito Pérez).

 

En sus episodios había tramas que no hacían ascos a ninguna tendencia del terror sobrenatural. Es decir, no es la típica serie que buscaba excusas para pasar de tapadillo por temas inexplicables, ‘Los vigilantes de la noche’ no se cortaban en proponer esporas radiactivas de un transbordador espacial que caían accidentalmente en el campo de un granjero (sí, a lo ‘El color caído del espacio’ de Lovecraft’), incluso hubo una ocasión en la que se desplazaban a universos paralelos bastante creepys  y tampoco se cortaron en hacer que el mismísimo Mitch fuera poseído por un demonio que necesita un sacrificio para fortalecer su poder en la tierra. Y claro, cuando miramos los créditos de la serie, todo encaja como un puzzle sideral.

Chad y Carey Hayes, productores ejecutivos y guionistas de la segunda temporada, se hicieron más tarde, bastante populares gracias a su trabajo en varias películas de terror, como La Casa de la Cera  (House of Wax,2005) y sobre todo la saga Expediente Warren (The Conjuring, 2014), lo que explica muchas cosas del tono espeluznante que adquirió ‘Los vigilantes de la Playa’ en su Spin-off , con lo que hicieron posible que un socorrista de Los Ángeles se enfrentara contra hombres lobo, demonios e incluso un viaje al futuro de… ¡2017! El resultado siempre era simpático, a pesar de los problemas de pasta, algunos efectos de criaturas funcionaban (al menos no todo era Cgi) aunque abusaban bastante de los tópicos ángulos holandeses del estilo de Batman de los sesenta.

El resultado es que ni estos retruécanos de género lograron que subieran los ratings de audiencia, con lo que, en 1997, la serie fue cancelada y Mitch siguió con su actividad diurna, con sus empleadas siliconadas, sintiéndose el Hugh Hefner de las playas california bajo un duro sol de justicia que mantenía a todos los vampiros a raya. Pero, mientras sus socorristas ayudaban a los bañistas por sus cortes de digestión, Mitch Buchannon dejaba perder su mirada en el horizonte, sentado en su mesa desplegable de la torre de control, y mientras el sol se volvía a poner, imaginaba, ansioso, cuál sería su nueva aventura nocturna. ¿Hacerle el boca a boca a una criatura del averno? ¿Ponerle un flotador de emergencia a una semilla estelar de Cthulhu? Y todo eso mientras nosotros pensábamos que se limitaba a hacer carreras en slowmotion para intentar conseguir una buena casadera, para darle una madre a su hijo medio tonto.