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Movida en el frenopático: películas de culto en el manicomio

El director Bran Anderson regresa a los sanatorios, como en su impactante Session 9, y estrena Stonehearst Asylum (Eliza Graves), un thriller de época que adapta un relato de Edgar Allan Poe. Recordamos unas cuantas incursiones del cine en instituciones mentales que nos dieron un buen tratamiento de shock

10- Una página de locura (1926)

Una absoluta obra maestra perdida del cine mudo. Influida por El gabinete del doctor Caligari, y el expresionismo alemán, esta piedra milenaria de la historia del cine japonés es también uno de los primeros acercamientos del cine a un manicomio. La historia cuenta como un celador del hospital trabaja para estar cerca de su esposa, que es una paciente encerrada en el mismo. La trama no es fácil de seguir ya que no existen intertítulos, pero la gracia del filme se encuentra en su encadenamiento de bellos montajes, danzas y visiones hipnóticas que pueden provocar delirium tremens.

 

9-  Bedlam, hospital psiquiátrico (1946)

Una de las exquisitas producciones de Val Newton con la RKO. En este caso, algo más alejada del terror, sin dejar de ser un thriller convenientemente perverso. Bedlam está basado en un manicomio real pedestre y olvidado. En él, los pacientes eran tratados como atracciones de feria para la clase alta londinense.  Boris Karloff es el siniestro director que planea ingresar a una dama noble, horrorizada por las condiciones del psiquiátrico, que quiere denunciar la situación. Dio lugar a una serie de ficción con sucesos paranormales que suceden en un bloque construido encima del famoso edificio.

 

8- Nido de víboras (1948)

La impactante autobiografía de una mujer esquizofrénica que se encuentra en un hospital mental para mujeres sin tener muy claro cómo ha acabado allí. Uno de los primeros dramas con tonos de denuncia, impacta en su contraste entre la ingenuidad de la protagonista y los métodos con los que era tratada. Debió  aterrorizar en su momento, en parte gracias al trabajo alucinante de Olivia de Havilland, cuyo personaje va descendiendo a los diferentes niveles del psiquiátrico conforme avanza su tratamiento. Una especie de círculos del infierno de dante llenos de dementes, baños de agua helada y descargas eléctricas.

  

7- Corredor sin retorno (1963)

Samuel Fuller, uno de los directores más infravalorados de la historia del cine, se adentró en los horrores de un psiquiátrico a través de los ojos de un joven periodista. Este, tratando de ganar el Pulitzer se infiltra como enfermo, perdiéndose poco a poco en una espiral sin retorno. Lejos de dar una visión seria y académica, el comentario social se entrelaza con una trama de misterio y asesinato. Todo el tono es el de serie B, con espíritu explotation y secuencias de impacto, como cuando el protagonista es atacado por un pabellón entero de ninfómanas sin reparos.

 

6- Titicut follies (1967)

Tremendo. Desgarrador. Este documental real sigue el día a día de los presos y trabajadores del correccional-hospital mental para criminales Bridgewater. El estado de Massachussets lo prohibió alegando que se había rodado sin el pertinente permiso de los pacientes y llevaba razón. Pero si no, las lamentables condiciones en las que eran tratados estos enfermos no se hubieran conocido.  El montaje paralelo con las imágenes de la alimentación forzada de uno de los enfermos con otras, de un tiempo después, mientras preparan el cadáver del mismo paciente para el funeral, es doloroso y difícil de mirar.

 

5- Alguien voló sobre el nido del cuco (1975)

Si hay un actor que puede hacer mejor de loco que Cristopher Lloyd es Jack Nicholson, que ganó un merecido Oscar por su interpretación. Pero su personaje no es un loco, sino un delincuente que trata de parecerlo para evitar la cárcel. Algunos de los extras de esta extraordinaria película producida por el actor Michael Douglas eran pacientes reales. Todo suma en este dramático, divertido y duro acercamiento a la vida dentro de un psiquiátrico que fue, es y será, la obra referencial del tema ¿hay mejor prueba que ver a Barney emulando su final en los Simpson?

 

4-Pesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño (1987)

La tercera y más digna secuela de las tropelías oníricas de Freddy Krueger emplazaba su acción en un psiquiátrico. Los jóvenes protagonistas son pacientes con problemas mentales derivados del sueño causados, claro,  por las apariciones del hombre con sombrero. Aquí el hospital sirve como elemento de atrezzo. Todos sabemos que no hay nada que dé más miedo que los pasillos solitarios de un frenopático de noche. También permite que Freddy tenga manga ancha para hacer picadillo con los chicos a placer, ya que, aunque todos avisen del peligro ¿Quién va creer a un adolescente chalado?

 

3-12 monos (1995)

¿Una película de apocalipsis pandémicos, Brad Pitt zumbado y viajes en el tiempo dirigida por Terry Gilliam? Estoy dentro. Buena parte de su trama sucede en un psiquiátrico. Imagina el efecto surrealista e hipnótico que aplica el director británico. Lo interesante de todas esas escenas en el hospital es que nosotros sabemos que Willis es tomado por loco por ser un viajante del futuro. Esto plantea un debate indirecto sobre si todos los locos del mundo son locos o sencillamente se les considera así por no compartir la misma visión del mundo que el resto de la sociedad.

 

2- Inocencia interrumpida (1999)

Una especie de puesta al día suave de Nido de víboras a través de la autobiografía de una paciente de un hospital mental para mujeres en los 60. Pese a que la protagonista era Wynona Rider, el gran plantel de personajes secundarias roban la película por completo, especialmente el de una joven Angelina Jolie. Este fue el papel que le dio un óscar y convirtió a su psicopática Lisa en carne de gifs y culto en la red. Ideal para adolescentes a los que les gusta inventarse sus problemas mentales para ponerlo en el estado de Facebook.

 

1-Shutter Island (2010)

Citando La Isla de la muerte del director de Bedlam y al cine de Val Newton, Scorsese retoma el emplazamiento de una Isla para desarrollar su particular homenaje a los géneros del thiller, suspense y el terror. Una historia desarrollada en un manicomio aislado por costa y océano. Asesinato, investigación, pruebas y experimentos con los pacientes, sospechas, paranoia, locura. Nada es lo que parece y todo parece ir conectándose y rellenando los huecos de un puzzle siempre ambiguo. Leonardo Dicaprio nos guía a través de este viaje donde una simple frase puede hacernos replantear todo lo experimentado.