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Películas familiares para traumatizar a los niños

Se estrena en cines The Babadook, la revelación del cine de terror del año. En esta, un cuento infantil más oscuro de la cuenta consigue que el niño protagonista se obsesione y balbucee en posición fetal. Os proponemos una muestra de cine para los más pequeños en los que al guionista se le fue un poco la mano o que inconscientemente son capaces de crear pesadillas. De momento, nos abstenemos de clásicos Disney, que merecen su propia lista.

10- Caperucita y Pulgarcito contra los monstruos (1962)

Cuando los mexicanos hacen películas para niños mezclan personajes de cuentos sin ton ni son con monstruos de todo pelaje. Así sí. Frente a los pequeños protagonistas del título tenemos a la reina mala de Blancanieves, cuya plantilla de trabajadores incluye a Drácula, el monstruo de Frankenstein, siameses caníbales, robots chipirriflauticos, Pinheads de Freaks, dragones, fantasmas, criaturas del bosque y un siniestro hombre del saco. Todos con caracterizaciones que van de lo ridículo a lo siniestro y rodados en escenarios del cine gótico del momento. Entre canciones en barítono y momentos chapulín se revuelve, silencioso, el puro espeluzne.

 

9- Los diez mandamientos (1956)

Las superproducciones basadas en el antiguo testamento siempre han sido maravillosas aventuras para la sobremesa en horario infantil o idóneas unidades didácticas para llenar unas horas de clases de religión. Empezamos con una matanza de recién nacidos (muy socorridas en la biblia, para evitar profecías). También aparece un matorral ardiendo que habla, suficientemente pavoroso como para dejar el pelo blanco a Moisés y convertirlo en zombie sin emociones. Y las plagas, claro. Esa mano de dios en forma de niebla verde entrando en cada casa para matar a todos los niños primogénitos. Pesadilla indeleble.

 

8- Moonwalker aka la peli de Michael Jackson (1989)

Mix loco de pseudo videoclips musicales de fibra mesiánica (montaje paralelo: Jacko-Ghandi-Teresa de Calcuta) con una trama ‘monguer’ en la que Michael rescata a unos críos transformándose en robot-transformer gigante. Como si quedaran dudas de que era alienígena. Extraños Jackson Five de plastilina, un túnel del terror con boca gigante, baile con esqueleto del hombre elefante, Michael correteando con sus amiguitos por el campo (vale, esa da miedo AHORA) y un malvado que quiere drogar a todos los niños del mundo. Que este cocido alucinógeno exista en nuestro universo debería justificarse con su estudio en facultades de psicología.

 

7- La pandilla basura (1987)

Basada en la pringosa colección cromos. Como adaptación al cine es pésima, pero debe ser la película infantil más desagradable, bizarra y malrollera del universo. El niño protagonista, menor, es medio acosado sexualmente por una veinteañera. La pandilla son unos enanos cabezones con botox que se tiran pedos, comen carne humana y vomitan como la niña del exorcista. Sus canciones podrían ser la banda sonora de unas vacaciones en el infierno. No es divertida, ni kitsch. Me pregunto cómo estarán hoy los niños que vieron en su día este lisérgico viaje a las profundidades de lo grotesco.

 

6- Oz, un mundo fantástico (1985)

Si la bruja del oeste y los monos voladores de la mítica El mago de Oz no eran suficientes, esta adaptación de la secuela de los libros originales no iba a decepcionar. Lo malo de volver a Kansas es que tu tía no te crea y te encierre en un manicomio para recibir ELECTROSHOCK. Viajar a Oz no soluciona nada porque ahora está destrozada, y tus amigos, convertidos en piedra. Dorothy es perseguida por una bruja sin cabeza que se pone las de las chicas que decapita según le queden bien. Sucia, oscura, sin canciones y sin Totó.

 

5- Indiana Jones y el templo maldito (1984)

Aventura de Indy duramente criticada por su excesiva infantilización. Veamos. Los platos de comida con sesos de mono, bichos y sopas de ojos tenían un pase. Los estrechos pasillos llenos de cadáveres y más bichos, bueno. Pero ese niño esclavo poseído haciendo vodoo con indiana, mientras este es forzado a beber sangre humana, rozaba lo inapropiado. Nada que no se arregle con un brujo arrancando el corazón de un hombre de cuajo antes de que este, aún con vida y gritando, sea bajado a un infernal pozo de lava. Para los que hablan del “azucarado cine de Spielberg”.

 

4- Todos los perros van al cielo (1989)

Si no se han incluido más películas de animación es porque, al igual que Disney, merecerían un VHS para ellas solas. Pero de entre todas, las más diabólicas son las creaciones del infame Don Bluth. Aquí, la trama podría ser un remedo perruno de una peli de Scorsese. El protagonista es asesinado en ajuste de cuentas por su exjefe, un Al Capone canino que tiene esclavizada a una niña huérfana. El prota la salva, pero la hace pasar por tantas putadas que al final acaba en el infierno, uno de los más pesadillescos que jamás se hayan dibujado.

  

3- Cristal oscuro (1982)

Cuando el mago de las marionetas Jim Henson se pasó al cine y le dio por cambiar a sus divertidos teleñecos por aventuras fantásticas para niños no acabó de encontrar el tono. Su segundo intento, Dentro del laberinto, era algo turbia, pero algo más amable que esta. Aquí la atmósfera es tenebrosa, apenas hay humor, los tonos son lóbregos… Los villanos con forma de buitre, caparazón de tortuga y ropas harapientas no ayudan, especialmente cuando su dieta se basa en la succión de las almas de las criaturillas que capturan. Una de las películas infantiles más oscuras.

 

2- Un mundo de fantasía (1971)

La primera y superior versión de cine de Charlie y la fábrica de chocolate. Consigue ser mucho más perturbadora de lo que pretendía la de Burton. Posiblemente es porque el guión es de su propio creador, Roal Dalh, culpable de otros terrores infantiles como Las brujas y el robaniños de Chitty chitty bang bang. Parte del mérito es de la ambigua interpretación de Gene Wilder como Wonka. Imborrable su cara demente e impasible, cantando in crescendo, durante el viaje por el túnel psicodélico lleno de imágenes chungas como un pollo decapitado, Insectos gigantes, ojos vigilando y lagartos comiendo niños.

 

1- Marcelino pan y vino (1954)

¡Qué bonita historia de posguerra española! Un bebé repudiado es abandonado en un monasterio. Los monjes lo educan como pueden, pero el huerfanito sólo quiere reunirse con su madre. Los monjes le prohíben subir las escaleras creepy que van al desván prohibido, porque allí está el hombre del saco. Pero no es el hombre del saco, es una estatua de Jesús crucificado que habla y se mueve. Marcelino, que es un niño buenísimo, le lleva pan y vino. Un día Jesús, en su gloria misericordiosa, decide agradecérselo matándolo y llevándolo al cielo, con su madre. De nada.