Trip to to mars (1910)
Las películas producidas por Thomas Edison seguían la estela de Meliés pero buscaban siempre impactar al espectador con novedosos efectos especiales. Este primer viaje a Marte es la primera película de ciencia ficción americana. Toma como referente la novela de Wells, El primer hombre en la luna, para realizar un remake aterrador del famoso corto mudo de 1903. Un científico descubre como revertir la gravedad y acaba en Marte, que está lleno de gigantes amenazadores. Pueden ver el desenlace a continuación.
https://www.youtube.com/watch?v=np7VImsSMQM
Aelita (1924)
Más un melodrama que una épica de ciencia ficción, esta pionera del género en Rusia es un delirio visual de propaganda soviet totalmente fuera de rosca y por ello es maravillosa. La parte en Marte se reduce al tercer acto, en el que Aelita lidera una revolución contra el imperio opresor de su padre. Muy bonico todo pero luego acaba implantando su propio régimen. Más visionaria imposible. Los diseños marcianos son increíbles y toda la pieza es una influencia clara en Metrópolis. Expresionismo ruso que cuestiona el comunismo.
La furia del planeta rojo (1959)
Los dos únicos supervivientes de una expedición a Marte recuerdan su traumática experiencia. Una típica serie B cincuentera con tonos de terror y un montón de monstruos extraños: Amebas gigantes con un solo ojo o extraños murciélagos-araña de diseño muy loco. Las escenas en Marte tienen un filtro rojo algo barato pero que da una sensación de pesadilla febril que parece sacada de un cómic de Basil Wolverton. Mucho mejor que Red Planet Mars del 52 o la aburrida Planeta rojo de Val Kilmer.
Robinson Crusoe en Marte (1964)
¿Un astronauta que naufraga en el planeta rojo que debe sobrevivir esperando un rescate? Me suena. Y la idea, claro, era ya de Daniel Defoe. Pero esta adaptación de Byron Haskin lleva la novela a un escenario de ciencia ficción. Tiene inconsistencias pero resulta una visión del texto bastante seria. El director de La guerra de los Mundos nos propone una visión complementaria de los marcianos de Wells e incluso conecta los universos de ambas cintas ¡usando las mismas naves de aquella!
Mission Mars (1968)
Un delirio tremendo de música sicodélica, surf alucinógeno, lluvias de meteoritos que parecen confeti, esferas malignas hechas de cartón, extraterrestres que en realidad son lámparas art decó (con la misma movilidad) y fondos pintados que se nota que son una pared. Muy recomendable para amantes del cine cutre, pero no tanto como su otra gran aportación al cine en Marte, la muy cretina Santa Claus conquista a los marcianos.
Crónicas marcianas (1980)
Una miniserie que adapta las historias del libro de Ray Bradbury con guiones de Richard Matheson no puede estar muy desencaminada para ser una de las ficciones más interesantes sobre el planeta rojo. Más puramente fantasía que ciencia ficción dura, la trama narra distintas expediciones a Marte por parte de humanos demasiado enamorados del estilo de vida de la tierra como para no destrozar el paisaje de su nuevo planeta. Aún con limitaciones de producción propias de la década recoge bien el espíritu del texto en pantalla.
Desafío total (1990)
La segunda de las brillantes sátiras sociales de ciencia ficción de Paul Verhoeven en Hollywood. Uno de los clásicos indiscutibles del cine marciano, ese lugar ya civilizado, con mujeres de tres pechos y mutantes con cara de Jordi Pujol. El holandés utiliza a Philip K. Dick para realizar un cóctel explosivo de acción, pulp y el embargo de Estados Unidos a Cub… a Marte. Pasa del remake y regresa a ésta que además es sin duda la mejor película de Schwarzenegger.
Misión a Marte (2000)
Un Brian De Palma recién salido de arrancar la saga Misión imposible dirige la película menos De Palma de su carrera. Es la mejor de las dos pelis sobre Marte de ese año, pero no deja de tener un poso de decepción. La escenografía y el arte son de gran nivel y están aguantando bien el pase del tiempo, pero lo que podría haber sido una aventura a lo grande se ahoga en su pretensión de convertirse en una nueva 2001, replicando los finales de Abbys, Contact y ese largo etcétera de “ponga un Carl Sagan en su clímax”.
Fantasmas de Marte (2001)
Menos mal que el año siguiente estaba John Carpenter preparando su Western en el planeta rojo. Una de las macarradas más incomprendidas del director, que tan sólo pregunta al espectador si está dispuesto a pasarlo bien con una de indios y vaqueros. Y metralletas, y poseídos, y gore y tías buenas que te parten la cara si no eres lo bastante bueno. Con una estructura en flashbacks y un Marte como el distrito trece del desierto de Almería, el americano repasa su carrera en 90 minutos de acción sin descanso.
Los últimos días en Marte (2013)
Básicamente es un episodio de Walking Dead en el planeta rojo, con mucha atención a ciertos elementos realistas, especialmente las naturales reacciones de los astronautas cuando les toca enfrentarse a sus compañeros infectados. Sin salirse de ciertos clichés resulta una aventura angustiosa, opresiva y claustrofóbica.