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Sitges: una década de referencia para el fantástico mundial

El viernes comienza la última edición del Festival de cine fantástico de Sitges. Su programación promete una muestra a gran nivel que le reafirma y consagra como el festival más importante del mundo dentro del género fantástico. Analizamos sus últimos diez años de cine para entender porqué su prestigio se ha consolidado de forma insustituible.

Parece mentira pero ya hace quince años desde que vivimos dentro del nuevo milenio. Desde que vimos por la televisión la caída del World Trade Center, el nacimiento y muerte del Messenger y un gran boom del cine fantástico en el ámbito comercial. Y ahí está Sitges, que a final del siglo XX se había querido unir al club de los festivales “de prestigio” y de cine “serio” quitando el nombre fantástico en su título y dejando más espacio para el cine de autor. No es ninguna casualidad que se cumplan también quince años con Ángel Sala como director, quien recuperando su etiqueta estandarte ha conseguido capear crisis mundiales, auges y caídas de la producción fantástica y, sobre todo, la incorporación de la tecnología a los nuevos hábitos de consumo.

El secreto por el que ha sobrevivido es la razón por la que hoy por hoy es la referencia ineludible del fantástico mundial. La confluencia de una tradición europea e independiente junto con la curiosidad de cruzar fronteras a oriente y occidente aportan riqueza sin dejar de lado a las propuestas del gigante de Hollywood o los pequeños esfuerzos autoproducidos. Gran complicidad y trabajo hacia el público y una diversidad quizá desmedida que va de la mano de la sobreproducción de productos fantásticos en una explosión del género que hace que Sitges no sólo goce ahora mismo de buena salud, sino que se mantiene ajeno a las muestras de deterioro que sí sufren los festivales consagrados de ese cine “de prestigio” al que aspiraba hace unos años.

Hace ya diez años que ganaba Hard Candy, que nos descubría a una joven Ellen Page y al cineasta David Slade, una vuelta de tuerca al cuento de la caperucita roja con lobos acechando a menores por chat, un tema que aún hoy tiene actualidad. El cine de terror y el torture porn vivían un gran momento de auge y el meridiano de aquella década funcionó como catalizador. El año siguiente ganaba Réquiem, un drama religioso que contaba el episodio que daba origen al caso del exorcismo de Emily Rose. También  Grimm Love, la dramatización del caso del caníbal de Rottemburgo, acumulaba más premios menores, para Alemania. Corea daba muestras de su potencia en el fantástico oriental con The Host, una película de monstruos diferente.

Hard Candy

La fábula preciosista The fall del director Tarsem singh se impuso en el año 2007 mientras que el premio a la dirección era para Jaume Balagueró y Paco plaza que se sumaron con éxito al incipiente uso del found footage para reinterpretar géneros con la gamberra Rec, que se convertiría en un referente mundial. Curioso, pues se estrenaba junto al mockumentary zombie El diario de los muertos de George Romero, que resampleaba su propia noche de los muertos vivientes haciendo una predicción visionaria sobre el narcisismo en las redes sociales. La nota polémica la pondría el nuevo terror francés que manchó butacas de sangre con Al interior, abriendo camino para Martyrs el año siguiente, probablemente la más bárbara de todo el lote galo. Con muestras como esa, la rompedora historia de vampiros Déjame entrar o la británica Eden Lake, resulta incomprensible que Vigilancia de Jennifer Lynch se llevara el gato al agua en la edición del 2008.

The Road, una de las mejores muestras de cine post apocalíptico, tan popular en la pasada década, hacía su presentación el año 2009 a modo de clausura. El hijo de David Bowie ganaba con su odisea espacial Moon pero la que sacaba réditos a su exhibición fue una producción prácticamente casera que lograba acojonar a todo el personal. Paranormal Activity se iba de Sitges con contratos masivos de exhibición mundial que harían de Oren Peli un director muy rico. Mientras, la audiencia se llevaba las manos a la cabeza con la gran broma de caca culo pedo pis y gore que era El ciempiés humano, aunque nada comparable a la bomba del año siguiente.

Paranormal Activity

A Serbian Film, una vuelta de tuerca al género de tortura que tras un solo pase llevó a los tribunales al director del festival por exhibición pública de pornografía infantil. Censura inaceptable y mucho, demasiado, lío para una película burda, gratuita y rematadamente mala. No arregló la edición de 2010 que una aventura infantil sin gracia como Rare Exports se llevara el premio a la mejor película en detrimento de la original e interesante Monsters del ahora director de Star Wars Gareth Edwards o la obra maestra coreana Encontré al diablo, aunque no competían en la misma sección.

Comienza la nueva década con un apreciable bajón en la calidad de las propuestas en muestra. Se crea una buena bola de hype para Drive que convierte a su protagonista Ryan Gosling en el actor de moda de la primera mitad de esta década y la tosca Red State de Kevin Smith gana en una edición muy mediocre a la que seguiría un 2012 con buenas presentaciones fuera de concurso como Lo imposible de Bayona presagiando el taquillaza o la epopeya scifi de culto Looper. A todo el mundo le cabreó mucho Lords of Salem de Rob Zombie, probablemente una de las mejores películas de terror de la década, y sin embargo se le otorgó el premio a la mejor película a la enervante tomadura de pelo de Holy Motors.

Holy Motors

Se va notando que en la producción abundan muchos más trabajos producidos para el mercado de video en demanda y el fantástico independiente evoluciona sin bajar el número de producciones. La edición de 2013 confirma la existencia del movimiento llamado mumblegore y el agotamiento de modelos que triunfaron en la década anterior como Machete kills o Bienvenidos al fin del mundo. La última edición hasta la fecha mostró un repunte de calidad pese a que la ganadora, I origins, no consiguiera mezclar sus motivos espirituales con la ciencia ficción de manera contundente. Sin embargo, la premiada por el jurado The Babadook y la ignorada It Follows se convertirían en las revelaciones de culto de cine de terror del 2014.

The Babadook

 

Artículo publicado originalmente en Gonzoo