Las 10 mejores series de terror de 2018

Hacemos un repaso de todo lo que ha dado de sí la televisión de terror de 2018 en un resumen con las principales aportaciones al terror en forma de serie o miniserie. Contando nuevas temporadas y programas de nueva creación, hemos incluido todo lo emitido durante el año, aunque en alguna ocasión no haya terminado la temporada corriente. Estas son nuestras favoritas del año pasado.
Puede que 2018 no haya sido el año en el que más cantidad de productos televisivos dedicados al terror de los últimos años, pero quitando las vacas sagradas que deben ir pensando en cerrar la barra libre (American Horror Story, The Walking Dead) el nivel de calidad de las nuevas ofertas se ha refinado. La idea de series con temporadas antológicas o limitadas a 6-10 episodios ha generado un aumento de calidad que puede significar una presencia menor en las parrillas, pero con mejores resultados para el espectador. Esta es nuestra selección de lo imprescindible del año pasado.
10- The Chilling Adventures of Sabrina (2018)

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Había muchas ganas de ver cómo se podía actualizar una sitcom de los 90 enraizada en la nostalgia de muchos adolescentes ya talluditos en una serie de televisión de terror juvenil para la generación Z. El resultado ha sido el esperado para Netflix, que ha conseguido que su versión oscura, cargada de mala baba empoderante y guiños para el fan del cine de terror más resabiado, cale en el timeline de las redes y la gente devore la serie capítulo tras capítulo de una sentada. Aunque el cambio de una serie a otra es suficientemente radical—no faltan monstruos, atmósfera oscura y sangre—nunca llega a ser tan perturbadora como el cómic en el que se basa y a veces acusa demasiado una necesidad de contentar al target postadolescente al que se debe, cayendo en dinámicas circulares que crean previsibilidad de fórmula en algunos episodios. Sin embargo, mejora cuando consigue concentrar un microcosmos en un mismo episodio, con el espíritu de “monstruo de la semana” de Buffy, y muestras como Dreams in a Witch House son espectaculares minipelículas de terror.
9- Gogol (2017-2019)

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Aunque se hayan vendido como una trilogía de películas—incluso se han llegado a estrenar en el cine en Rusia—bajo el nombre del apellido del gran escritor soviético, esta colección de seis episodios es una serie que se ha estrenado durante dos años en el circuito de salas para finalmente emitirse tal y como fue concebida en la televisión durante 2019. La programación de la misma vendrá acompañada de una conclusión y cierre para el que ha sido uno de los experimentos transmedia más curiosos de la nueva era de la televisión. Una serie que parece cine y una película a la que se le nota que es una serie, de cualquier manera, los fans del terror y la fantasía rusa salen ganando.
Gogol participa en ese tipo de ficciones que giran alrededor de la obra de un escritor y convierten al mismo en el protagonista de sus propias aventuras. Es bastante común encontrarse algunas películas protagonizadas por Edgar Allan Poe, como The Raven (2012) o incluso H.P. Lovecraft en muchos cómics y algunas series. Aquí el autor de cuentos como El retrato se ve envuelto en una trama de asesinatos terribles al estilo—muy al estilo—de Sleepy Hollow (1999) y va encontrándose con distintos enigmas y criaturas sobrenaturales de sus relatos. El tono es muy gótico, oscuro y con una atmósfera y diseño de producción suntuoso y macabro. Desde “las ahogadas” al Viy, el imaginario de horror de Gogol es adaptado sin reparar en gastos y con ese sentido del humor tan característico ruso. Una rareza para recuperar.

 

8- Junji Ito Collection (2018)

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Aunque el efecto escalofriante no llegue a estar a la altura de las historia en sus mangas, esta adaptación al anime de Junji Ito ha conseguido mantener el estilo del trazo del autor de terror japonés, separándose del dibujo poco personal de una gran cantidad de series de animación del país nipón. Un detalle importante, puesto que es en la concepción visual de su arte reside mucha parte del efecto perturbador de sus historias de body horror surrealista. Aunque la selección de estos doce episodios que recogen historias cortas del autor de Uzumaki ha estado lejos de ser adecuada, un trabajo menor de Ito supone una diferencia de calidad enorme frente al resto de propuestas de terror animado. Sus creaciones mantienen ese halo de creepypasta con lógica de pesadilla en el que el terror nace a partir de obsesiones que acaban somatizándose en enfermedades irreales, criaturas de pesadilla o cuerpos que se retuercen y alargan sin una explicación racional. Ito es el horror por el horror y no necesita explicación y por ello ver sus historias en movimiento y a todo color es una oportunidad que no nos merecemos.
7- Eli Roth’s History of Horror

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2018 ha sido un año estupendo para Eli Roth. Por una parte se ha sacado de la manga una divertidísima introducción al terror para los niños con su película The House With Clocks In It’s Walls (2018), en la que cambia su registro de director de explotations modernas, por otra, ha colaborado con el canal AMC para regalar a los fans de su género predilecto una completa y apasionante revisión de las películas de terror que han ido configurando su trazado cultural a lo largo del siglo XX y el XXI. No es, para nada, un trabajo exhaustivo, pero recopila un buen número de hitos de la historia de varios subgéneros. Monstruos, vampiros o el slasher son las etiquetas temáticas con las que engloba cada episodio de 45 minutos. Quizá se le puede achacar que se centra mucho en éxitos más modernos, de años muy recientes, aprovechando el acceso a entrevistas de sus creadores, pero se compensa con una redacción excelente de núcleo e ideas principales de cada bloque. Una capacidad de síntesis con las conclusiones muy atinadas que hacen de su visionado algo interesante para aficionados curiosos o grandes conocedores del género.

 

Una muestra de que estamos en las manos adecuadas es la rendición absoluta a George A. Romero en el capítulo dedicado a los zombies, que no se muestra titubeante en atribuirle el mérito de The Walking Dead—de la propia cadena AMC— al director de Night of the Living Dead (1968), al que le dedican el primer episodio. Además de una edición espectacular, es un lujo ver a Roth entrevistarse con Stephen King, Tom Savini, Greg Nicotero, Rob Zombie, Quentin Tarantino y un buen montón de nombres importantísimos. Por cierto, alguno de los episodios de la serie paralela a esta, James Cameron History of Science-Fiction complementa a esta en sus bloques dedicados a invasiones alienígenas, monstruos y criaturas con invitados como Spielberg o Guillermo del Toro.

 

6- The Terror

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Ridley Scott produjo esta adaptación de la novela del mismo título de Dan Simmons que tiene mucho del tono áspero de sus pesadillas espaciales y ha resultado ser una mezcla perfecta de terror adulto y sofisticado, a fuego lento y sin exabruptos, que solapa el clasicismo de sus referentes literarios con la perspectiva de ejemplos modernos en el hielo como The Thing (1982) o The Last Winter (2006). Lo primero que le viene a uno a la cabeza al ver la serie es que se ha buscado hacer un Master and Commander (2003) con monstruo, pero lo cierto es que hay muchas raíces literarias de las que bebe, desde el diario de bitácora del Demeter, el capítulo de Drácula (1897) de Bram Stoker dedicado a la desaparición de los pasajeros del barco en el que viaja el vampiro, The Narrative of Arthur Gordon Pym of Nantucket (1838) de Edgar Allan Poe a In the Mountains of Madness (1936) de H.P. Lovecraft.

 

La serie pretende ir más allá de un relato de navegación con monstruo y se adentra en la locura conradiana con una producción exquisita, en donde lo que menos encaja es el CGI usado para la criatura. Lo más interesante, sin embargo, es el ángulo psicológico de los personajes, cómo van acabando uno a uno en el lodo decadente de la locura y la codicia de poder. El monstruo pasa casi a ser una metáfora del elemento disruptivo de la cordura, como una versión del Wendigo en ambiente ártico. Una maravillosa variación de misterios históricos que ha marcado el camino para una nueva temporada con otro enigma, esta vez en la Segunda Guerra Mundial. The Terror nos recuerda ese tipo de aventuras que encontrábamos en las estanterías de nuestros padres pero con mucho del tabasco misterioso, inquietante y ultraviolento que no solía aparecer en ellos, todo rodado con flema, clase y puntualidad británica. Una muestra de la sobresaliente etapa dorada del género televisivo que estamos viviendo.

 

5- Ash vs Evil Dead 3

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El final de la serie dedicada a Evil Dead no decepciona en ningún momento, lleva sus promesas a las últimas consecuencias y sirve como gloriosa despedida para un icono del terror del siglo XX sin desafinar ni una nota. Con el splatstick siempre presente, la temporada mejora cuando deja suelta su vena sobrenatural y gótica que cuando homenajea a Peter Jackson. Hay momentos de algunos episodios que parecen sacados de un cómic EC. Como esa resurrección nocturna del cementerio y el ataque zombie en la ducha a la hija de Ash. También hay tiempo para presentarnos una dimensión Upside Down llena de almas vagando que nos deja un episodio totalmente Silent Hill (2006), con una presencia bastante espeluznante que podría ser escenario para otra temporada entera. Los antiguos y su necronomicón recuperan la dimensión Lovecraftiana que antes apenas asociábamos con el libro de los muertos y la desparraman en un gran final que sirve de conclusión a un mundo lleno de deadites, de escala apocalíptica y un monstruo destructor memorable que sirve como justificación para el prometido encuentro con el destino de ‘el elegido’.

 

Ahora todo se mueve tan rápido y a la vez, que nos ha pasado por encima la conclusión verdadera de la trilogía más querida por los fans del terror ochentero, la serie B sobrenatural y la casquería como celebración de lo grotesco. Los últimos tres episodios son una película de la saga en pleno derecho que ofrecen más de lo esperado y rinden un tributo sobresaliente a la mitología creada por Sam Raimi. El cierre digno, épico y sangriento para Ash Williams con el que todo fan de la saga podría soñar, una despedida en lo más alto para que podamos seguir celebrándolo con el recuerdo de lo mejor de su última despedida, volviendo a hacer lo que mejor sabe y con un último, enorme, Groovy para erizarnos la piel. ¡Hail to the King!

 

4- Channel Zero: Butcher’s Block

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Nick Antosca lo ha vuelto a hacer. La tercera temporada no baja a guardia y propone algo diferente pero coherente con el espíritu de la serie: oscuro, inquietante y lleno de intriga. Pero esta vez nos invita a un viaje que cambia lo meramente creepy por el terror destilado más puro. El concepto de Channel Zero es muy sólido, pero con Butcher’s Block parece haber llegado a un punto de maduración óptimo. Las dos anteriores se pegaban razonablemente a sus orígenes creepypasta, pero en esta ocasión se desvía significativamente de su inspiración Search and Rescue, de Kerry Hammond para abrazar las texturas y mitología urbana del mundo descrito en el relato de Clive Barker The Forbidden (1987), entre el culto esotérico y el temor real en una comunidad en profunda decadencia y abandono. La lógica pura no existe en esta serie, sigue teniendo suficientes elementos inconexos entre sí que desorientan y crean un estado de sueño febril plagado de imágenes tremendamente espeluznantes y llenas de esa sensación de lo inesperado que te hacen gritar ¿Qué-es-eso-y-por-qué?.

 

Por ejemplo, la imagen de un niño que vive dentro de una pared y la lame, aparentemente sin ninguna explicación, o ese pequeño enano encapuchado que nos lleva irremediablemente a mentar Don’t Look Now (1973). La exploración de la esquizofrenia y la herencia de la enfermedad la emparenta con Hereditary (2018), con la que también tiene en común el culto familiar, aunque el elemento cósmico del tramo final lleva a esta a una locura maravillosa en la que el gore y la carne se convierten en lenguaje de exceso. Lamentablemente, la siguiente temporada, The Dream Door, la cruz del año, es el primer resbalón importante de la mejor serie de terror de los 2010.

 

3- Sharp Objects
(2018)

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Mórbida, turbia, y más oscura que el fondo de una ciénaga. Sharp Objects tiene el envoltorio de drama criminal pero dentro tiene un fantasmagórico Southern Gothic clásico lleno de traumas inquietantes y horror psicológico puro, con ecos de leyendas urbanas—esa hipnótica mirada a la figura de la dama blanca— imaginería macabra en los detalles de los asesinatos y una estructura de vuelta al pueblo que recuerda a IT (1986) de Stephen King— una característica de la madre de uno de los niños de aquella parece el punto de partida de esta—. Su estructura de psycho-thriller rural se va enriqueciendo con la descripción de sus personajes principales, algunos monstruos humanos de película de Robert Aldrich. Sus dos episodios finales se adentran de lleno en el género y da lugar a una resolución que acaba en shock subcutáneo y estomagante. La narración es puramente visual y va dejando pistas a base de un montaje silencioso que va dejando ideas y recuerdos sueltos tal y como nuestras neuronas nos presentan imágenes como golpes. El papel de Amy Adams es sobrio, creíble y conmovedor, pero quien brilla es Patricia Clarkson, que consigue transmitir escalofríos con solo una mirada acompañada de su voz frágil. Los detalles más cotidianos esconden información importante, desde el color de las paredes de la casa a las cicatrices con palabras que esconden mucha información que nunca se nos explica. Si alguien te comenta que no es una serie de terror, tan sólo ponle los últimos 15 minutos.

 

2- The Shivering Truth

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Nunca debes subestimar las vías por las que puede llegar una de las muestras más transversales, extrañas y memorables que ha dado el género del terror televisivo en años. La nueva miniserie de Adult Swim es una especie de comedia negra, ultracaústica, llena de absurdo y mal rollo que utiliza la imaginería del género de terror para elaborar pequeños manifiestos en forma de videoarte animado con figuras de látex, muy al estilo claymation. Como si dejaras suelto a Bill Pymton dentro de un cuadro de Dalí con la misma caja de herramientas que los momentos más inquietantes de Channel Zero, lo que guarda cada pequeño episodio de 10 minutos de The Shivering Truth es inexplicable, ininteligible y salvaje. Las líneas argumentales fluyen de una a otra con una lógica de pesadilla o de razonamiento infantil con la imaginación turbia a pleno rendimiento. Cuerpos que se metamorfosean, carcasas humanas llenas de insectos, pezones que se convierten en extremidades, cerebros de empleados de trabajo basura que sirven de habitáculo para extrañas criaturas, iglesias formadas a partir de tumores, hombres que mueren y cambian de cabeza cada 5 segundos… es como si alguien hubiera repartido LSD caducado en las oficinas de Robot Chicken. Nihilista, deprimente, espeluznante y divertido como darles de comer chili a los condenados del infierno, los límites creativos del horror llevados a pura obra de arte entre filosófica y de mal gusto. No has visto nada igual.

 

1-The Haunting of Hill House (2018)

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Cuando hablamos de que el terror no es un género, sino un instrumento para contar algo nos referimos a ficciones como The Haunting of Hill House. La miniserie del año ha hecho recelar a muchos por su posterior condición de fenómeno, pero más allá de los planos secuencia y la habilidad técnica de la narración, hay dos elementos que no debe dejar nunca de valorarse en ella. Por una parte la serie habla de obsesión, trauma y dolor somatizados en forma de miedo, y por ello algunos se apresuran a sentenciar con torpeza que “no es terror, es un drama”. Por otro lado, es de las pocas series que se pueden achacar a un solo autor, tanto en la idea de partida como en la dirección de los diez episodios. The Haunting of Hill House es más una obra de Mike Flanagan que adaptación de Shirley Jackson, y por ello el director mira tanto al material literario como a Stephen King para ofrecer un sobresaliente drama de melancolía gótica plagado de múltiples secuencias de horror memorable.

 

Más allá de ser un producto de consumo en streaming como consecución de episodios, el conjunto se alza como un todo único, una de las ficciones góticas de fantasmas más oscuras, emocionales y terroríficas que se hayan concebido dentro del subgénero de casas encantadas. Trasciende su formato televisivo para ofrecer una obra casi redonda que, si bien quizá podría haberse resumido en ocho bloques y tiene un pequeño bucle en los episodios previos al gran final, nunca deja de sorprender. Consagra a Flanagan como el militante del género más fiel de su generación, un artesano que no siente la tentación de probar fuera del manto del fantástico como manera de autoreafirmarse o contar, sí, un drama familiar complejo y emotivo.

 

Menciones especiales Series terror 2018
Wellington Paranormal (2018)

El primero de los spin offs de la genial What We Do in The Shadows (2014) es una miniserie de menos de diez episodios con casos paranormales investigados por una pareja de policías locales de Wellington. Al estilo de Ghosted (2017) o, sobre todo, Death Valley (2011), se utilizan los casos relativos al terror como cierta parodia, pero sobre todo como un contraste con el costumbrismo del oficio de policía local. El toque Waititi se nota en el humor absurdo de los personajes, sacados de su imaginario de personas corrientes con reacciones tan espontáneas y naturales que resultan entrañables a la vez que hilarantes. Un tipo de humor muy particular y sutil que la convierten en una de las mejores comedias de terror de los últimos tiempos

Constantine: City of Demons (2018)

Aunque ha sido condensada en una película e duración estándar, esta miniserie animada es lo más cerca que ha estado el medio en adaptar como Nergal manda las aventuras de los cómics de Hellblazer. Aunque aún no han captado el tono del todo, para ser una serie de animación DC no se cortan en algunos elementos para adultos y hay escenas, como la orgía de condenados, basada en imágenes del Bosco y la divina comedia, que la convierten en uno de los productos mainstream más subversivos del año.

The Alienist (2018)

Netflix ha estrenado esta adaptación literaria a la que se le había prestado mucha atención debido a estar asociada al nombre de Cary Fukunaga durante su preproducción. Pese a pasar a otras manos, se hizo un silencio generalizado poco explicable dado el nivel de producción que tiene. Un procedural victoriano lleno de atmósfera de cine de asesinos y un diseño de producción barroco y estilizado que juega al póker con los exabruptos gore y violentos Hay que darle tres episodios para que coja calor.

Folklore (2018)

Una pequeña guía de campo de distintas facetas actuales del terror asiático producidas con bastante buena producción por HBO. Seis episodios que recorren la mitología local de Indonesia, Japón, Corea, Malasia, Singapur y Tailandia. Con directores como Joko Anwar repasando historias ancestrales de cada uno de los países, hay, como en la mayoría de antologías, episodios mejores y episodios peores y aunque la balanza se incline por lo segundo los que son buenos, como esa especie de Under the Shadow (2015) indonesia con hombre del saco de A Mother’s Love la hacen digna de la mención.

Diablero (2018)

La serie sobre un cazador de demonios errante que tocaba este año no es tan extraordinaria como The Exorcist (2016-2017) pero hay que reconocer que su inmersión en la cultura de barrio de México y su actitud macarrónica y chueta le dan un regusto a tequila que la convierte en el tebeo de Vértigo que nunca se le ocurrió hacer a nadie, probablemente por falta de contacto con la cultura urbana del país. Es mejorable en sus niveles de producción, pero está llena de acción y mala baba. Una pequeña sorpresa.

Mejor episodio: Dead Line – Inside number 9

Aunque esta serie antológica transcurre por distintos géneros que bordean la comedia negra, cuando le toca el terror logra estar a la altura de las mejores del año. Y ese es el caso del episodio especial de Halloween de 2018. Heredando la naturaleza metafílmica de Ghostwacth (1992), Dead Line se presentó como un episodio en directo que dejó a los espectadores con la boca abierta. Una clase magistral de cómo integrar el formato televisivo a la realidad de su consumo y, además media hora más escalofriante de toda la televisión del año.