El regreso de Damien: cuarenta años de La Profecía

El hijo del diablo vuelve en forma de secuela para televisión. A&E recupera al célebre personaje del cine de terror satánico en Damien, una nueva serie que continua las aventuras del anticristo de forma paralela a las secuelas cinematográficas. Recordamos porqué la película sigue inspirando a la ficción en el año de su cuarenta aniversario

 Artículo publicado por primera vez en Gonzoo

Jeofrey en Juego de tronos. El hijo de Rajoy. Chechu de médico de familia. Íñigo Errejón. Jorge Lorenzo. Alonso Aznar. El pequeño Nicolás. Todos pueden crecer y convertirse en el temido anticristo que el fin del milenio nos había prometido y no llegó a darnos. Bueno, quizá después de todo, el siglo XXI nos de una sorpresa con Donald Trump. Cualquiera puede ser el demonio, pero como ya nos adelantaba La profecía, seguro que es alguien de la casta. Y si tras cuatro décadas desde su estreno podemos seguir especulando y bromeando con sus teorías, es que tanto no ha envejecido, o desde luego algo estaba haciendo bien.

El origen de la película tiene que ver con la oleada new age de primeros de los 70 que se acompañó con un súbito interés mainstream en lo misterioso, las experiencias paranormales, la criptozoología, y todo lo que hoy viene siendo material de Iker Jiménez. Con el éxito arrollador de El exorcista la fascinación por el demonio se extendió al gran público e incluso hubo una invasión de imitaciones en todo el mundo que creó un caldo de cultivo en el que creer en Satanás no era descabellado. No era nada extraño que un ejecutivo de Hollywood cristiano tuviera la idea de hacer una película sobre el nacimiento del anticristo en nuestros días, según el libro de las revelaciones.

La dirección correría a cargo de Richard Donner, que tenía algunos filmes en el currículum, pero nada que hubiera destacado. Un reparto de categoría, con David Warner y Gregory Peck a la cabeza, interpretaba el guion de David Seltzer, conocido por haber adaptado el libro Charlie y la fábrica de chocolate al cine. El resto es historia. Todos sabemos a quien nos referimos cuando señalamos al niño cabrón de la vecina y le llamamos Damien, ¿no? ¿O hace falta explicar la historia de los Thorn, esos diplomáticos adinerados a los que el niño les sale apóstata y bastante cabrón?

Aunque toda la película puede verse como la paranoia de un padre con complejo de culpa (básicamente adopta a un niño en el momento de su nacimiento por que el suyo muere, ocultándole ese pequeño detalle a su mujer) que ve en los extraños accidentes que ocurren a su alrededor una infernal teoría conspiratoria, la saga fue reafirmando lo que en la primera damos por hecho, aunque nunca vemos: Damien es el hijo del demonio, encargado de dominar el planeta y llevarlo al Apocalipsis. El éxito en todo el mundo no llegó a los millones de El exorcista, pero aseguró que pudiéramos ver primero cómo Damien iba a la escuela militar y luego se convirtiera en un jovencito y sobreactuado Sam Neill como jefazo de una corporación multimillonaria que le respalda económicamente para presentarse a la carrera hacia la casa blanca. Una canción que nos suena.

Vista ahora, La profecía tiene un tono que puede hacer gracia por los usos y abusos de la figura de el niño diabólico en imitaciones, parodias, programas y series. Pero la realidad es que la obra está cargada atmósfera de condenación, muy bien dirigida por Donner. Cuando uno vuelve a escuchar la antológica, coral, y apocalíptica banda sonora de Jerry Goldsmith (ganadora de un Óscar) no puede evitar sentir un escalofrío. Son cuarenta años pero sigue funcionando. Por eso, su remake de hace una década era innecesario y fallaba estrepitosamente en arreglar lo que no estaba roto.

Aunque La profecía encaje como el culmen de la moda del cine satánico de los setenta, era una consecuencia no demasiado original del éxito de La semilla del diablo (1968); en realidad, podría ser una continuación en la que el hijo de Rosemary es entregado a Thorn. Para desarrollarla, se hizo un mix de cine de niños malvados, tomando como referencia a su pionera, La mala semilla (1956) y añadiendo detalles de El pueblo de los malditos (1960) y se completó la historia con referencias bíblicas. La historia de Abraham y su hijo Isaac y el libro de las revelaciones. En especial la interpretación de éste del escritor evangélico Hal Lindsey, en su libro La agonía del planeta tierra, donde relataba que el armageddon tendría lugar en los ochenta, en una línea argumental similar a la de la franquicia.

Aunque la fuente más obvia (y menos citada) es un episodio de la serie que inspiró Expediente X. Kolchak: The night stalker era un investigador de casos paranormales que se enfrentaba a un monstruo diferente cada semana. Uno de esos episodios fue La plataforma del diablo, emitido en 1974. En él, un jovencito senador de Illinois se postula como candidato a presidente, pero todos sus rivales o quien se plantea enfrentar a él muere a causa extraños accidentes. El detective sospecha que pasa algo y descubre que el político ha vendido su alma al diablo. No estamos ante el anticristo, pero salvo ese detalle, es una trama muy similar, con detalles concretos muy similares. El rottweiler protector del protagonista o la naturaleza de algunos accidentes que se reciclaron en la saga de La profecía.

Original o no, La profecía fue un éxito mundial que supo recoger dos tendencias de su momento: El mono de cine sobre el demonio que dejó la resaca de El exorcista y por otra parte, el cada vez más demandado cine de catástrofes tras la aventura del Poseidón (1972) y El coloso en llamas (1974), dándole un cariz siniestro a los accidentes para crear un malintencionado film comercial. Damien tuvo sus propias copias, incluso algunas que adelantaban los hechos de las siguientes entregas de la saga. La más curiosa, Holocausto 2000 (1977), típica explotación italiana de la época en al que se elegía a un equivalente de Gregory Peck (una vieja gloria de Hollywood como Kirk Douglas) para interpretar al padre coraje que intenta evitar que su hijo desencadene el holocausto nuclear. Esperemos que la recuperación de Damien para la televisión sepa aprovechar la fantástica coyuntura en la que se encuentra el mundo para revalidar las profecías de la franquicia.