El final de la serie dedicada a Evil Dead no decepciona en ningún momento, lleva sus promesas a las últimas consecuencias y sirve como gloriosa despedida para un icono del terror del siglo XX sin desfinar ni una nota. Los últimos tres episodios son una película de la saga en pleno derecho que ofrecen más de lo esperado y rinden un tributo sobresaliente a la mitología creada por Sam Raimi. ¡Hail to the King!
Fueron muchos años los que los fans de la saga Fueron muchos años los que los fans de la saga Evil Dead lloriqueamos por una vuelta de Ash Williams en una nueva entrega. El final de lloriqueamos por una vuelta de Ash Williams en una nueva entrega. El final de El ejército de las tinieblas (Army of Darkness, 1992) demostraba que podían existir muchas aventuras y mundos por explorar en el universo que Sam Raimi creó para el héroe de la serie B definitivo. Bruce Cambell quedó ligado para siempre a Ash Williams y su carencia parecía inexplicable. “Raimi ahora quiere hacer cine serio”, “Raimi se ha vuelto comercial” y toda la secuencia de berridos hacia el director trataron de presionarle durante años. Aún fue peor cuando anunció que iba a hacer un remake de la original sin contar con Ash. Pero, en la escena postcréditos había una sorpresa. El mismísimo Bruce Campel repitiendo su palabra icónica abría las esperanzas.
Y así, hace tres años, tuvimos la suerte de tener a Raimi de vuelta, dirigiendo el doble piloto de lo que podemos considerar ya, sin problema, Y así, hace tres años, tuvimos la suerte de tener a Raimi de vuelta, dirigiendo el doble piloto de lo que podemos considerar ya, sin problema, Evil Dead 4. Un conjunto de tres temporadas cuyo tono se ajustaba principalmente al de 4. Un conjunto de tres temporadas cuyo tono se ajustaba principalmente al de Evil Dead II (1987) pero que expandía su mundo con más personajes y muchos más escenarios. Su formato limitado a diez capítulos de una duración comprimida de 30 minutos hace que su calidad nunca decaiga y el relleno sea esquivado, el presupuesto aprovechado al máximo y su ritmo contagioso. Tras una brillante primera entrega y una decente, pero más chabacana segunda temporada, la conclusión ha estado a un nivel enorme en la mayoría de sus capítulos. La tercera empezó con sorpresas, algo menos de redondez visual que la primera, pero un guion más afilado que la anterior. El humor negrísimo se combinaba con mucho gore y muertes tan memorables como la adolescente poseída cortada en pedacitos.
La presentación de la hija de Ash no es un añadido estúpido y su personaje tiene tanta importancia como Pablo y Kelly, dos losers que se han ganado el corazón de los seguidores de la serie y permanecen como miembros de la saga con todo derecho. El desarrollo de los capítulos nunca abandona la voluntad de sorprender con sangre y efectos especiales, con sorpresas como ese homenaje a que se han ganado el corazón de los seguidores de la serie y permanecen como miembros de la saga con todo derecho. El desarrollo de los capítulos nunca abandona la voluntad de sorprender con sangre y efectos especiales, con sorpresas como ese homenaje a Estoy Vivo ( It’s Alive!, 1974) que derivó en una minisaga de crío diabólico que rivaliza con ( It’s Alive!, 1974) que derivó en una minisaga de crío diabólico que rivaliza con Braindead (1992) como una de las más divertidas y grandgiñolescas de la comedia de terror y salpicadura. La temporada también quiso igualar la escena de la Morgue de la segunda con otra hiper escatológica en una clínica de donantes de esperma. En ese aspecto, hay algunos momentos en los que el giro a lo Torrente de Ash se hace peligrosamente desagradable, pero el tramo final de la serie consigue recuperar su insólita capacidad heróica y darnos al personaje de siempre.
Con el splatstick siempre presente, la temporada mejora cuando deja suelta su vena sobrenatural y gótica que cuando homenajea a Peter Jackson. Hay momentos de algunos episodios que parecen sacados de un cómic EC. Como esa resurrección nocturna del cementerio y el ataque zombie en la ducha a la hija de Ash. Algo antes de llegar al ecuador de la temporada tenemos sus episodios más flojos, con demasiados «asuntos de familia» que no van a ninguna parte y poco avance en la trama principal. Pero su segunda mitad es un no parar de puro espectáculo de terror. El humor se reduce y las cosas se ponen realmente mal para el grupo. Momentos grandiosos como el baile de fin de curso, que deja al de siempre presente, la temporada mejora cuando deja suelta su vena sobrenatural y gótica que cuando homenajea a Peter Jackson. Hay momentos de algunos episodios que parecen sacados de un cómic EC. Como esa resurrección nocturna del cementerio y el ataque zombie en la ducha a la hija de Ash. Algo antes de llegar al ecuador de la temporada tenemos sus episodios más flojos, con demasiados «asuntos de familia» que no van a ninguna parte y poco avance en la trama principal. Pero su segunda mitad es un no parar de puro espectáculo de terror. El humor se reduce y las cosas se ponen realmente mal para el grupo. Momentos grandiosos como el baile de fin de curso, que deja al de Carrie (1976) al nivel de Disney, el ritual brujo de Pablo o el giro hacia las raíces metadimensionales amplían los límites de la mitología Raimi sin dejar de ser puro (1976) al nivel de Disney, el ritual brujo de Pablo o el giro hacia las raíces metadimensionales amplían los límites de la mitología Raimi sin dejar de ser puro Evil Dead. La nueva dimensión nos deja detalles asombrosos como ese monstruo salido del mismo infierno del que podría criarse algo como la criatura de . La nueva dimensión nos deja detalles asombrosos como ese monstruo salido del mismo infierno del que podría criarse algo como la criatura de La Cosa (The Thing, 1982) de John Carpenter.
También hay tiempo para presentarnos una dimensión ‘Upside Down’ llena de almas vagando que nos deja un episodio totalmente También hay tiempo para presentarnos una dimensión ‘Upside Down’ llena de almas vagando que nos deja un episodio totalmente Silent Hill (2006), con una presencia bastante espeluznante que podría ser escenario para otra temporada entera. Los antiguos y su necronomicón recuperan la dimensión Lovecraftiana que antes apenas asociábamos con el libro de los muertos y la desparraman en un gran final de dos episodios que son como una película en sí misma. Una conclusión con el mundo lleno de deadites, de escala apocalíptica y un monstruo destructor memorable que sirve como justificación para el prometido encuentro con el destino de ‘el elegido’. Ligeros SPOILERS. Un final redondo para el personaje con su momento emocional y una coherencia con la saga que hace que su epílogo sea el equivalente del final de la citada Army of Darkness, en su versión del director. De hecho, el final de la temporada deja la misma sensación de miel en los labios y nos hace preguntarnos cómo habría sido una serie en un mundo devastado con un Ash a lo Mad Max. Lástima por una parte, pero por otra, una coherencia total con la sensación de que el héroe nunca descansa, de que no hay un final sin nuevas aventuras para él, una condena y bendición ya inseparable de su personaje que deja la conclusión en unas tablas y cierra satisfactoriamente su etapa en Elk Groove sin cabos sueltos. Memorable.
Fin de ligeros SPOILERS
Ahora todo pasa tan rápido y todo a la vez, que nos ha pasado por encima la conclusión verdadera de la trilogía más querida por los fans del terror ochentero, la serie B sobrenatural y la casquería como celebración de lo grotesco. Quince horas de Ash sin pausa ni relleno, diversión y rock’n’ roll (¡Qué gran BSO siempre!) sin aditivos ni engaños. Quizá este sea el final que estábamos esperando pero aún nos cuesta asumir. Puede que haberle dado la espalda a Ash tuviera una razón oculta para que el destino nos vaya recordando que pudimos tener más y no quisimos. Es probable que veamos la saga con amigos una y otra vez y hagamos maratones de la serie durante muchos años de ahora en adelante. Puede que, efectivamente, hayamos matado a Ash para poder echarle de menos, para no tener que odiarle cuando nos pueda decepcionar, para poder volver a él tal y como nos gusta: rápido, violento y con one liners que siempre nos sacan una sonrisa. Se ha ido en lo más alto para que podamos seguir celebrándolo con el recuerdo de lo mejor de su última despedida, volviendo a hacer lo que mejor sabe y con un último, enorme, Groovy para erizarnos la piel.