Guillermo del Toro ha encontrado el equilibrio adecuado entre luz y oscuridad, en este cuento de hadas para adultos tan preciosista como violento y salvaje. Emociona y espanta con su mezcla de imágenes detalladas al milímetro en contraste con toda la pobredumbre que las rodea. Hay tanta sensibilidad y gusto por el cine clásico como monstruos y gore.
Nota: 80
El director Mexicano favorito para el Óscar parece haber encontrado en el género su herramienta para crear relatos sobre la soledad, el miedo, lo diferente y el poder de la imaginación. No es de extrañar que el mismo se sienta una rara avis, uno de esos freaks, dentro del mundo de Hollywood, siendo prácticamente el único de su especie que nunca ha hecho amago por salir del molde que el mismo ha ido creando para modelar su perfil. Sinn embargo, parece que ahora parece haber convencido a la academia con su relato más emotivo y luminoso pero, paradójicamente también uno de los más oscuros.
De ahí que La forma del agua sea su película más madura y aunque dialogue con la aún más áspera sea su película más madura y aunque dialogue con la aún más áspera El laberinto del Fauno (2006), lleva el sello de un autor que ha conseguido aunar su metodología narrativa con gusto hacia lo clásico. El barroquismo visual de cada plano es endiabladamente detallado, con un cuidado estético obsesivo que parece haber incorporado definitivamente en su vocabulario tras la excepcional (2006), lleva el sello de un autor que ha conseguido aunar su metodología narrativa con gusto hacia lo clásico. El barroquismo visual de cada plano es endiabladamente detallado, con un cuidado estético obsesivo que parece haber incorporado definitivamente en su vocabulario tras la excepcional La cumbre escarlata (Crimson Peak, 2015). El juego de colores, los diseños, la puesta en escena dentro de encuadres preciosistas caminan hacia la sublimación sensitiva que hace que su conflicto de amor entre distintas especies funcione más sobre la superficie de la piel que sobre la lógica racional que acompañan a blockbusters más disciplinados.
Y es por su inquebrantable lealtad hacia el fantástico por la que el propio estatus del director se refleja en la oda a los diferentes, a los marginales, que ha compuesto en su última obra. Ambientada en los primeros y convulsos años sesenta de una Norteamérica pre-lucha por los derechos civiles, nos muestra como parias a homosexuales, rusos, gente de color y disminuidos físicos como la protagonista. La mayoría de las personas “normales” son villanos, rudos o desagradables. Por ello, el romance de una mujer muda, interpretada por una grandísima Sally Hawkins, y un hombre anfibio, resulta totalmente creíble dentro del ambiente crudo que presenta.
Se ha hablado mucho de plagios y copias. Y es verdad que hay muchas ideas de aquí y allá incorporadas. Una de las referencias más ocultas es la soviética Se ha hablado mucho de plagios y copias. Y es verdad que hay muchas ideas de aquí y allá incorporadas. Una de las referencias más ocultas es la soviética El hombre anfibio (Chelovek-Amfibiya, 1962), de la que no solo reformula su triángulo amoroso sino que replica la secuencia de rescate. Pero principalmente sigue la pauta argumental de un buen puñado de cintas con el mismo núcleo argumental. De las reformulaciones de la sirenita como (Chelovek-Amfibiya, 1962), de la que no solo reformula su triángulo amoroso sino que replica la secuencia de rescate. Pero principalmente sigue la pauta argumental de un buen puñado de cintas con el mismo núcleo argumental. De las reformulaciones de la sirenita como Un, dos, tres, Splash (Splash, 1984) invirtiendo los roles a las múltiples variaciones de (Splash, 1984) invirtiendo los roles a las múltiples variaciones de La Bella y la Bestia. Del Toro propone una secuela alternativa al clásico universal . Del Toro propone una secuela alternativa al clásico universal La mujer y el Monstruo (Creature of the Black Lagoon, 1954), con la que conecta con la zona de origen de la criatura, con la fascinación por la ternura monstruosa de (Creature of the Black Lagoon, 1954), con la que conecta con la zona de origen de la criatura, con la fascinación por la ternura monstruosa de King Kong (1933). Pero en lo relativo a los detalles del emplazamiento, toca precedentes literarios como como La señora Caliban (1982) sobre un ama de casa deprimida que se enamora de un monstruo verde de dos metros al que también torturan y analizan, o la obra de teatro (1982) sobre un ama de casa deprimida que se enamora de un monstruo verde de dos metros al que también torturan y analizan, o la obra de teatro Let Me Hear You Whisper (1969) sobre una señora de la limpieza que trata de salvar a un delfín al que, como el hombre anfibio, se pretende utilizar con fines armamentísticos.
Son detalles que no dejan de ser una percha, trazas ingenuas de argumento replicadas para conformar la historia que Del Toro quiero contar, ya que el verdadero corazón de la película está en sus personajes. En los aspectos de “bestialismo” tabú, no hay miedo en mostrarlo con sensibilidad, en realidad no lejos del esquema de cualquier película de un amor prohibido por circunstancias y el tiempo en el que vivimos. El mexicano elabora su sencilla, casi arquetípica, trama con un delicioso uso de música de los cincuenta y sesenta y un amor por el cine clásico y musical digno de Damien Chazelle. Pero cuidado, toda ese preciosismo se va alternando con una crudeza propia del cine de terror más atrevido y el drama adulto que no se corta en mostrar desnudos integrales y sangre sin censura. Con detalles reamente desagradables relativos al diabólico personaje de Michael Shannon. Hay una textura de género que no solo se mueve entre el fantástico, sino que abraza los tonos más oscuros del género.
La mezcla resulta en un verdadero cuento de hadas para adultos que no solo no desentona sino que conmueve y emociona, especialmente si conectas con su canto a lo diferente, a lo marginal, que apela tanto a los amantes del cine, cada vez más en extinción —con ese grandioso y elocuente plano en una sala de cine — como a las minorías de los Estados Unidos, con lo que resulta muy oportuno en tiempos en los que el presidente de los EE.UU consiente y arenga a grupos supremacistas y la calidad moral de los individuos está en caída libre.