La última película de Mike Flanagan es susceptible de ser malinterpretada, puesto que más que una película de terror es un cuento de hadas oscuro y triste que completa su trilogía sobre la pérdida de forma más emocional. Sin llegar a ser una cima de la carrera de su autor, es un pequeño drama fantástico de ribetes espeluznantes que será valorado con el tiempo.
Nota: 65
Before I Wake, como la mayoría del trabajo de Mike Flanagan, es una película con cierto espíritu artesanal, pero que explora temas comunes en su filmografía como la paternidad/maternidad o la disfuncionalidad familiar. Muchas de ellas, como , como la mayoría del trabajo de Mike Flanagan, es una película con cierto espíritu artesanal, pero que explora temas comunes en su filmografía como la paternidad/maternidad o la disfuncionalidad familiar. Muchas de ellas, como Oculus (2013) se benefician de una revisión que desentrañe sus verdaderas intenciones tras la posible decepción inicial que puede provocar verlas esperando algo más parecido a lo que su premisa promete. En un film con una idea poderosa, como la de un niño cuyos sueños se materializan, las posibilidades son más que interesantes y es mejor ir preparado, pues la película no toma esos derroteros de nueva (2013) se benefician de una revisión que desentrañe sus verdaderas intenciones tras la posible decepción inicial que puede provocar verlas esperando algo más parecido a lo que su premisa promete. En un film con una idea poderosa, como la de un niño cuyos sueños se materializan, las posibilidades son más que interesantes y es mejor ir preparado, pues la película no toma esos derroteros de nueva Pesadilla en Elm Street (Nightmare on Elm Street, 1984) que muchos pueden estar esperando.
Hemos visto temas de niños que materializan sus pensamientos antes. Uno de los más célebres es el episodio ‘It’s a good life’ de Hemos visto temas de niños que materializan sus pensamientos antes. Uno de los más célebres es el episodio ‘It’s a good life’ de The Twilight Zone (1959-63), del que Joe Dante haría un remake en la versión para cine de la serie. Más específicamente, los sueños hechos realidad han estado presentes en obras de terror más cerca de la ciencia ficción como (1959-63), del que Joe Dante haría un remake en la versión para cine de la serie. Más específicamente, los sueños hechos realidad han estado presentes en obras de terror más cerca de la ciencia ficción como The Lathe of Heaven (1980), aunque en este caso, la última obra de Flanagan estaría más en consonacia con exploits fantásticos del fenómeno Freddy Krueger como (1980), aunque en este caso, la última obra de Flanagan estaría más en consonacia con exploits fantásticos del fenómeno Freddy Krueger como Dream Demon (1988). Sin embargo, no se utiliza ese poder del niño para crear un mecanismo de tensión con nudo y desenlace que sugiere. Flanagan escoge una vía más lírica y los efectos de los sueños no son un espectáculo de terror sino más bien imágenes de recuerdos que atormentan a una familia ya rota de por sí, o pequeños detalles físicos como mariposas.
Una vez digerida la película, pese a tener un buen puñado de imágenes góticas, mórbidas y muy oscuras, se hace más difícil ubicarla en el nicho del cine de terror, perteneciendo más bien a ese género de drama fantástico que se cuela en el mundo de los cuentos de hadas oscuros. El desarrollo trágico y de naturaleza melancólica se emparenta más con los mundos de Guillermo del Toro que los de Wes Craven, aunque los atajos recorridos para acoger distintos géneros no son tan armoniosos como para considerar Before I Wake un éxito en todos ellos. Aunque si en algo lleva ventaja Flanagan sobre otros colegas de generación es que poco a poco ha ido demostrando su capacidad para crear momentos de terror sin apoyarse en resortes de volumen y ruido. Cada vez sus movimientos de cámara son más suaves y su horror se aprecia como un murmullo que va calentando la atmósfera lentamente.
Dice el director que Somnia es la tercera parte de una trilogía espiritual junto con es la tercera parte de una trilogía espiritual junto con Oculus (2013) y (2013) y Absentia (2011) y si bien no tienen nada que ver a nivel argumental o de un universo fantástico compartido, si que se aprecia un patrón común de nihilismo familiar, puesto que todas ellas, de alguna manera, lidian con la pérdida y el trauma. En ellas, el duelo se tamiza a través de lo inexplicable, un interruptor de lo sobrenatural que maneja el escalofrío en peligrosa armonía con la congestión emocional. En esta última la parte más triste se sobrepone a la aterradora, creando una experiencia confusa y poco complaciente con el espectador, pero honesta con las intenciones de un autor sediento de las posibilidades y variaciones de un género con el que se siente completamente identificado. En el fondo, no ha creado más que una tétrica versión, desoladora y honesta, de (2011) y si bien no tienen nada que ver a nivel argumental o de un universo fantástico compartido, si que se aprecia un patrón común de nihilismo familiar, puesto que todas ellas, de alguna manera, lidian con la pérdida y el trauma. En ellas, el duelo se tamiza a través de lo inexplicable, un interruptor de lo sobrenatural que maneja el escalofrío en peligrosa armonía con la congestión emocional. En esta última la parte más triste se sobrepone a la aterradora, creando una experiencia confusa y poco complaciente con el espectador, pero honesta con las intenciones de un autor sediento de las posibilidades y variaciones de un género con el que se siente completamente identificado. En el fondo, no ha creado más que una tétrica versión, desoladora y honesta, de Un Monstruo Viene a Verme (A Monster Calls, 2016).