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Similitudes e influencias: precedentes de ‘Alien, el octavo pasajero’

El estreno de ‘Alien: Covenant’ ha sido recibido con una mezcla de entusiasmo y rechazo. Su planteamiento ofrece una vuelta a las raíces del primer film, con Ridley Scott en modo regresivo obsesivo. Qué mejor oportunidad para recuperar el primer ‘Alien, el octavo pasajero’ (Alien, 1979) a través de los referentes, reconocidos o no, de la obra que más veces ha servido de referente en toda la scifi-terror posterior. 

A menudo, se tiende a hacer lectura de Alien como un punto y aparte, un abismo de modernidad dentro del género de la ciencia ficción y terror en 1979. Y no nos equivocamos al coronarla como una de las obras más imitadas e influyentes del siglo XX. Pero su originalidad, como cualquier otra obra, tiene todo un bagaje de iconos y factores detrás de su incuestionable éxito. Alien no salió de la nada. Poco después de su estreno, el escritor A. E. Van Vogt acusó formalmente de plagio a 20th Century Fox. En su relato ‘Black Destroyer’, publicado en 1939, aparecía una forma de vida extraterrestre que seguía y atacaba a la tripulación de una pequeña nave. En la secuela, la misma tripulación encontraba a otro organismo que necesitaba de un huésped humano para incubar sus huevos.

Todos los dedos apuntaban a su guionista, Dan O’Bannon, que siempre defendió no haber robado ideas a nadie, sino a todo el mundo. Lejos de ocultar sus influencias, el mismo O’Bannon daba pistas de sus fuentes en su ópera prima como guionista, la singular ‘Dark Star’ (1974). Una especie de proyecto de fin de carrera junto a su compañero de clase, un tal John Carpenter. Es esta, cuatro astronautas se enfrentaban a un alienígena que andaba por su nave. El bajo presupuesto y el tono de parodia alejaban a ‘Dark Star’ de ser tomada en serio. Por ello, ‘Alien’ podría tomarse como una revisión de su autor, aunque el realista retrato de los pasajeros, aburridos y menos perfectos de lo acostumbrado hasta ese momento, sería incorporado al siguiente libreto.

Esa tripulación más mundana tampoco era un elemento completamente novedoso. La ciencia ficción europea nunca había destacado por sus astronautas maqueados. En la película checa ‘Ikarie XB-1’ (1963) se rompía con la típica solemnidad de la scifi espacial, mostrando una anodina tripulación de hombres y mujeres que tienen conversaciones triviales durante la cena. Las similitudes se extienden al sistema de ‘hibernación’ de ambas películas, una sala circular para todo el equipo. Tampoco se debe obviar que la misión también incluye una escalofriante visita a una nave abandonada, donde hasta los trajes son parecidos.

En cuanto al hilo argumental, uno de los modelos más obvios de O’Bannon podría ser ‘El enigma de otro mundo’ (1951), donde un grupo de científicos permanece encerrado en una base acosada por un extraterrestre. Pero las referencias más literales se encuentran en ‘El terror del más allá’ (1958), en la que un extraterrestre polizonte, que se esconde en los conductos de ventilación, acaba con los tripulantes de una nave uno por uno. Además, el final de la criatura, asfixiado por el vacío espacial, es muy similar al de ‘Alien’.

Otro clásico que debieron ver Ridley Scott y compañía fue la italiana ‘Terror en el espacio’ (1965), del gran Mario Bava. En esta, los pasajeros de una nave espacial son atraídos por una extraña señal a un inhóspito y desierto planeta en cuya estética ya se aprecian parecidos. También la nave, de sencillo pero efectivo diseño, parece tener relación.

En el planeta terrorífico encuentran los restos de algún tipo de criatura que parece que tuvo un final horrible. Te suena, ¿verdad?

Parece que Scott no quedó contento con sisar un poco para ‘Alien’, y en cuanto tuvo ocasión aprovechó la coyuntura para invocar a Bava en los trajes de su ‘Prometheus’ (2012).

Puestos a analizar el origen del famoso cadáver del ‘jinete del espacio’, que parece haber sucumbido a un parásito de ‘Alien’, existen curiosas coincidencias y teorías. El documental ‘Chariots of the Gods’ (1968) mostraba una imagen maya en la que un indígena parece cabalgar un cohete/nave que, por lo inusual del relieve, podría ser signo de presencia extraterrestre en la Tierra. Lo que conectaría con la teoría que Ridley Scott desarrolla en ‘Prometheus’. El dibujante Jack Kirby también incluyó un ser parecido en una de las viñetas de su cómic ‘Los Eternos’ (1976).

La inspiración ‘lovecraftiana’ también ha sido sugerida en relación a las similitudes con el relato ‘En las montañas de la locura’. Además, el diseño del monstruo de la película de H. R. Giger procedía de una colección inspirada en Lovecraft de unos años antes llamada ‘Necronomicón’, que tenía estos modelos.

El diseño insectoide del xenomorfo tiene múltiples referentes en la microfauna terrícola. Larvas de libélula con una boca proyectable o extrañas especies de mantis que parecen familiares lejanos.

Sin dejar el mundo de los hexápodos, el ciclo de vida de los aliens es similar al de ciertas avispas parásitas que colocan sus huevos en orugas vivas para que la larva se alimente desde dentro. Es probable que estas inspiraran la idea del cuerpo humano como portador. Sin embargo, la serie ‘Doctor Who’, en su episodio ‘El arca en el espacio’ (1975), incluía ciertos aliens insectoides que inoculaban sus huevos en los tripulantes en cámaras de hibernación.

Los parásitos, que salen a brincos de un huevo, son conocidos como ‘abrazacaras’, y su diseño es bastante parecido a la criatura de ‘El monstruo sin rostro’ (Fiend without a Face, 1958).

La siguiente fase del ciclo es la de ‘revientapechos’. El pequeño alien —implantado en la persona— se abre camino en una escena impactante, muy David Cronenberg, quien, de hecho, ya lo había insinuado en ‘Vinieron de dentro de…’ (1975).

El bicho en cuestión se diseñó inspirándose en la pintura de Francis Bacon‘Tres estudios para figuras en la base de una crucifixión’.

Podríamos seguir con ‘2001’, ‘Planeta prohibido’ o incluso ‘Star Wars’, pero es difícil no encontrar trazas de estas en todos los periplos espaciales que les siguieron. Al igual que ellas, ‘Alien’ es por derecho propio una pieza única. Un producto de mentes innovadoras que supieron aprovechar la herencia de otras películas maestras para convertir el material defectuoso de otras obras chapuceras en uno de los filmes más imitados de la historia.