Una notable apuesta por la imaginación y el ingenio frente a la falta de medios, El infinito (The Endless, 2017) explora la complejidad de los universos paralelos mediante una ruptura de la lógica entre espacio y tiempo ubicada en medio de una relación fraternal. Lo íntimo frente a lo eterno se dan la mano en una pequeña obra llena de atmósfera y adecuado trabajo fotográfico que nada entre la fascinación literaria y el recogimiento de cine indie.
Nota: 75
En el cine de Justin Benson y Aaron Moorhead predominan los personajes que se perciben como amigos de toda la vida, vecinos de la casa de al lado y tipos con los que tomarías una cerveza que se ven empujados a situaciones sobrenaturales, a menudo confusas y que desafían su realidad cotidiana. En esta ocasión, el ángulo de personajes y emplazamiento se amplía un poco y se arriesgan con una escala un poco mayor que la de sus anteriores propuestas. En el cine de Justin Benson y Aaron Moorhead predominan los personajes que se perciben como amigos de toda la vida, vecinos de la casa de al lado y tipos con los que tomarías una cerveza que se ven empujados a situaciones sobrenaturales, a menudo confusas y que desafían su realidad cotidiana. En esta ocasión, el ángulo de personajes y emplazamiento se amplía un poco y se arriesgan con una escala un poco mayor que la de sus anteriores propuestas. The Endless no es demasiado cara ni se sale de los marcos del verdadero cine independiente, el que usa el rodaje de guerrilla como medio para contar historias diferentes, en el que rara vez aparecen actores de renombre a menos que estén en época de decadencia.
Como en la anterior película del dúo, Como en la anterior película del dúo, Spring, su parte fantástica conecta con la ficción Lovecraftiana, pero en esta ocasión no tanto con el uso de criatura o los influjos marinos en la leyenda y el misterio de la metamorfosis sino al lado más cuántico del de Providence. El desafío de los sistemas de creencias y el concepto de horror cósmico, imposiblemente anclado a alguna apariencia de realidad e irremediablemente conectado con lo desconocido. Con , su parte fantástica conecta con la ficción Lovecraftiana, pero en esta ocasión no tanto con el uso de criatura o los influjos marinos en la leyenda y el misterio de la metamorfosis sino al lado más cuántico del de Providence. El desafío de los sistemas de creencias y el concepto de horror cósmico, imposiblemente anclado a alguna apariencia de realidad e irremediablemente conectado con lo desconocido. Con The Endless, ambos directores mantienen su estilo y algunos de los temas de sus anteriores películas creando otra pieza consistente en tono, con su particular belleza ocasional dentro de la estética un poco feísta fruto de su bajo presupuesto. Su nueva propuesta empieza de forma vaga, tendiendo hacia un excéntrico drama familiar con ligeros toques de comedia, pero en el fondo hay un poso trágico que conecta con el mal rollo de muchos de los autores mumblecore de principios de década.
La vida de dos hermanos, uno víctima de una secta que ha conseguido salir y reformarse tiene visos de ser una versión masculina de La vida de dos hermanos, uno víctima de una secta que ha conseguido salir y reformarse tiene visos de ser una versión masculina de Martha Marcy May Marlene (2012) pero pronto se adentra en el turbio origen del problema del protagonista y consigue atraparnos cuando aparece en la trama la visita al cultos, en una especie de variación de (2012) pero pronto se adentra en el turbio origen del problema del protagonista y consigue atraparnos cuando aparece en la trama la visita al cultos, en una especie de variación de The Sacrament (2013), gradualmente fantástica. Hay una serie de detalles que crean ciertos enigmas que permanecerán ocultos durante la mayoría del metraje, rascando a curiosidad del espectador hasta el momento en el que todo se empieza a desenmarañar, aunque no acaba de dar todas las respuestas y deja con el runrún adecuado en el final, una de esas conclusiones que dan para debate y consulta al terminar de verla con amigos.
Es conveniente adentrarse en ella sin tener mucha idea de los giros, descubrimientos y paradojas por las que pasan los hermanos, pero el resultado es una aventura propia de literatura de ciencia ficción llena de momentos inquietantes, en los que el terror aparece por la dimensión del misterio al que se enfrentan. Su estructura progresivamente hipnótica aboga por una construcción del miedo a lo desconocido, basado en el enigma, en lo que no se muestra en la pantalla. Hay cierto espíritu rebelde en el cine de Benson y Moorhead que los sitúa dentro de una burbuja aislada de tendencias. Puede que se les siga considerando como parte de un movimiento indie, pero la pareja continúa con una evolución dinámica de su creatividad narrativa, ampliando su espectro de audiencia fuera de ese mismo núcleo que ya se han ganado. Sin embargo, se atreven incluso a lanzar un lazo a su propio universo, completamente inesperado, que hacen más cohesiva su particular visión de las pesadillas dimensionales.