The Possession of Hannah Grace (2018) review: grandes éxitos del terror en la Morgue


Una estupenda cinta de horror sobrenatural que no destaca por su originalidad al exprimir algunos
éxitos recientes pero que logra darles la vuelta creyendo en su concepto y
tocando las fibras correctas para generar escalofríos con algunos logros
visuales estupendos gracias al cadáver protagonista. Precisamente, su título
castellano, ‘Cadáver’ era una buena baza, escondiendo algunos misterios que habrían
jugado a su favor con otra campaña de marketing, con todo, un postre inesperado
para el final de otro gran año para el cine de género.

Nota: 68

Quizá conscientes de que el cine de posesiones no da para
más, los creativos de la campaña de The Possession of Hannah Grace abrazaron
de forma muy feliz el tagline de
ventas para la película ¿Qué pasa después
de un exorcismo?.
Pero claro, en este caso, qué pasa cuando sale mal y la
víctima muere. Si alguien tiene interés en saber qué pasa tras un exorcismo,
puede echar un ojo a las secuelas del clásico seminal de William Friedkin, Exorcist
II: The Heretic
(1977) que nos muestra el destino y secuelas de Regan,
ya sanada o Exorcist III (1990) que muestra exactamente lo que pasa con el
cadáver de un poseído, en este caso el del padre Karras. Si uno tiene
curiosidad por cómo ve el mundo un poseído desde dentro puede probar la propia
serie The Exorcist (2017-2017) o la reciente Welcome to Mercy (2018),
pero no va a encontrar ninguna de esas respuestas en Cadáver.


La idea del exorcismo y la posesión es una mera excusa para
vender una película que, a todas luces, sufre por ser demasiado parecida a otros
títulos notables del cine de terror reciente. Por una parte, encaja en el
subgénero de turnos de guardia en la Morgue con problemas, que aunque no lo
parezca, tiene un buen puñado de títulos que la han ido cimentando. Por otra, pertenece
al género de horror religioso reciente que tiende a colocar el exorcismo como
clímax final. Por ello, la idea genial de colocar el ritual al principio de la
película no queda mal sobre el papel, pero, una vez entramos en materia, puede
ser el mayor error de la cinta. Y es que, una vez sabes que el cuerpo de Hannah
Grace lleva un demonio dentro, puedes figurarte mucho de lo que va a pasar.

La estructura sigue el patrón de NightWatch (1994), con un
joven en su primera semana en un mortuorio, con muchos detalles similares
cuando se explican las reglas del trabajo y una atmósfera de aislamiento
parecida. Pero pronto entra el cadáver del título en escena y nos trasladamos
rápidamente al misterio con una mujer muerta de The Autopsy of Jane Doe
(2015), con un ángulo psicológico de una joven policía en su primer día en un
turno de noche paralelo al de la también satánica Last Shift (2014), que
tiene planos escandalosamente afines, especialmente en cuanto a la
representación de la amenaza sobrenatural por los pasillos del emplazamiento
solitario. Aunque tanto la cinta de Anthony DiBlasi, pero sobre todo la de André
Øvredal, le deben casi toda su estructura argumental y tono a la fantástica y
olvidada Night Life (1989) y la más reciente Unrest (2006), con las
que The Possession of Hannah Grace,
claro, también se emparenta de forma íntima.


Pero aunque en ese sentido la nueva película Diederik Van
Rooijen no aporte nada nuevo, su propuesta tiene el suficiente mimo e intención
de crear atmósferas y situaciones de suspense como para no sentirse ante la
misma película y la suma de detalles acertados la convierten en una estupenda
cinta de terror clásico que da todo lo que una obra de género sin mayor pretensión
que entretener y asustar debe tener. Un emplazamiento oscuro, una Morgue situada
en un edificio brutalista, cuyo exterior se transmite en una asepsia interior
ciertamente claustrofóbica, y un juego con el espectador siguiendo las tramas
colocadas en su concisa exposición. Los lazos con el terror se logran con la
introducción de un cuerpo lacerado con un grotesco maquillaje, tremendamente
tangible y doloroso, que tendrá un papel clave en la evolución de la película.

La idea del juego mental de la protagonista flirtea con
ciertos aspectos ambiguos de paranoia polanskiana pero no de forma gratuita,
puesto que en la duda de la propia protagonista de sí misma hay claves
importantes en el desarrollo del enigma que se va desplegando a lo largo de una
noche en la que los personajes satélite consiguen hacernos sacar media sonrisa
con apenas pocos minutos en pantalla, logrando que el espacio temporal se
expanda más de lo que realmente dura, unos 85 minutos justitos. El cadáver
protagonista tiene un protagonismo especial que se puede atisbar en los
tráilers e imágenes promocionales. Está interpretado por una contorsionista
real, ofreciendo el mejor efecto especial del año pero que no tendría el mismo
efecto sin la puesta en escena armónica que propone Van Rooijen, que permite
una cantidad de sustos muy efectivos que no se quedan en el golpe de sonido
habitual. Aunque hay que añadir que podría haber sido otra criatura cualquiera
y la película funcionaría exactamente igual.


The Possession of
Hannah Grace
es una recomendable cinta de horror de tebeo Warren, un buen
episodio de alguna de esas series ochenteras que jugaban a alterar y dar la
vuelta a los tropos de género recién asimilados, como por ejemplo, Tales
From the Darkside
(1983-1988). Es una verdadera lástima que dentro de
su idea, no se haya cuidado detalles tan sencillos de arreglar como la
protección del enigma principal durante más tiempo y, sobre todo, su
precipitada resolución, que pedía a gritos un poco más de juego del gato y el
ratón una vez asimilado el status quo
del tercer acto. Con todo, la coda final deja un buen sabor de boca y convierte
a la película en un regalo de final de año para compensar el chasco del remake
de Suspiria
(2018) de Luca Guadagnino.

Jorge Loser