logos_negro_inverso

Freaks (1932)

El próximo estreno de American Horror Story: Freakshow  nos recuerda que, hace ya 82 años, se estrenaba lo inmostrable, lo prohibido, una película condenada por enseñar, en crudo, la realidad alternativa de unos seres deformes, todos actores reales, cuya existencia en pantalla era tan impensable entonces como los sigue siendo ahora, en plena era del entretenimiento transgénico. Te invitamos a descubrir esta  pesadilla inclasificable, “te aceptamos como uno de nosotros, GABBA GABBA, GABBA GABBA!” Publicado por primera vez en Gonzoo
/10
freaks-poster

 

Si te compraste la camiseta de RAMONES del H&M que llevas sabiendo que no eso no es una marca de moda, puede que conozcas el grito de guerra de la legendaria banda de Nueva York: “¡Gabba Gabba Hey!” que incluso muchos aficionados al punk rock utilizan como saludo, como pequeña clave en código para reconocerse. En realidad, aquella expresión era parte de la canción Pinhead, que no iba sobre el señor sado-maso de la película Hellraiser (1985), sino que hacía referencia a los personajes de Freaks, la parada de los monstruos (1932). La traducción literal, “cabezas de alfiler”, se refiere a algunos de los habitantes del circo donde transcurre la historia, cuyos actores, en realidad, tenían un trastorno conocido como microcefalia, que impide que la parte posterior de la cabeza crezca mientras el resto de la cara se desarrolla normalmente.

La palabra “freak” (y derivados: freakie, friki…) es tan utilizada hoy en día para denominar casi cualquier cosa que se sale de lo común, (incluso se habla de “cultura freak”), que se ha olvidado que en principio se usó para denominar a personas con malformaciones y problemas físicos tan graves que su correcta traducción sería más parecida a monstruo o aberración. Menos se sabe que la estandarización actual del uso de la palabra se debe en buena parte a esta pequeña obra maestra del cine más irreverente. No nos quedamos cortos si decimos que Freaks es la madre de “lo freak”, en su sentido más genérico, más allá de su influencia directa en infinidad de películas o series como Carnivale o la próxima American Horror Story: Freakshow.

La enrevesada y errática producción de este oscuro melodrama añade capas a su carácter de culto: estrenada en 1932, en la época previa al código de censura Hays, horrorizó a público y crítica, fracasando en taquilla y acumulando quejas, demandas y prohibiciones. Enterrada y olvidada durante décadas, el interés de la fotógrafa Diane Arbus, las salas de arte y ensayo o las proyecciones de medianoche durante la década de los sesenta resucitaron el interés por la película. El público postmoderno la elevó poco a poco a pieza imprescindible de la contracultura,  abrazando las anormalidades de la naturaleza que se mostraban en los fotogramas como algo prohibido, con descarada actitud morbosa y acogiéndola como símbolo de rebeldía, en contraposición a la indignación que causó en sus primeras semanas de vida.

Hoy por hoy, Freaks es percibida como una curiosidad. El resultado de un maravilloso accidente dentro de una industria demasiado ocupada en destilar la realidad y crear productos cuidadosamente presentados para que el ocio no sea infectado por lo salvaje. Pero, ¿es Freaks en realidad una película tan provocadora? ¿Qué es lo que hace que un cruel drama humano siempre haya sido apreciado como cine de terror? Clásicos del género de la Universal como Drácula (1931) no podían ser más opuestos a ésta, pero ambas fueron dirigidas por el mismo director, Tod Browning. Este ya había rodado varias historias con el mismo trasfondo: dramas circenses con personajes que, como él mismo experimentó durante gran parte de su carrera, llevaban una vida diferente, alejada de las convenciones y lo aceptado socialmente. La diferencia es que en esta ocasión los personajes eran sus compañeros de trabajo reales, habitantes habituales de ferias ambulantes. Hombres sin extremidades, con malformaciones congénitas, siamesas pegadas por el tronco, enanos con voz ridícula… personas diferentes.

Browning quería contar una historia macabra y terrible, y Freaks lo es. Pero no por  mostrar un catálogo de seres deformes, aunque su visión nos llege a impactar o fascinar. El horror de Freaks está en la propia  naturaleza humana, que se niega a aceptar lo que se sale de moldes preestablecidos. La intención del director al elegir a esos personajes fue mostrar un mundo oculto pero real y humano desde una posición de igual a igual. Esto, que puede sonar a frase hecha, es mucho más de lo que pueden decir la mayoría de películas de temática “social” en las que se nos muestran los progresos de integración de un chico con síndrome de Down, una persona mutilada o sencillamente, gorda. Ese cine que nos saca la lagrimita y nos invita a emocionarnos y aplaudir, nos sitúa automáticamente en un plano superior donde situar nuestra mirada condescendiente. Solo es un reflejo más de  una sociedad que, bajo una supuesta capa de corrección política y espíritu buenrollista, sigue marginando y aislando al diferente. Quizá por esto, Freaks sigue siendo una película adelantada a su tiempo y a los que vivimos actualmente.

Curiosidades sobre la película

Dentro de poco tendremos algunas curiosidades

Trailer

Fotogramas

Otras películas de terror