Nota: 60
El subgénero del cine de terror espectral y demoníaco lleva reinando en las pantallas desde hace ya casi una década y, aunque empieza a dar signos de flaqueza, ha logrado mantener con dignidad sus señas de identidad desde que James Wan abriera la caja de los truenos con El subgénero del cine de terror espectral y demoníaco lleva reinando en las pantallas desde hace ya casi una década y, aunque empieza a dar signos de flaqueza, ha logrado mantener con dignidad sus señas de identidad desde que James Wan abriera la caja de los truenos con Silencio desde el mal (Dead Silence, 2007). Con (Dead Silence, 2007). Con Insidious (2010) dio forma a su particular homenaje a (2010) dio forma a su particular homenaje a Poltergeist (1982) añadiendo a su turba de fenómenos extraños el diseño de sustos con ingeniería y particulares viajes al otro lado con lazos visuales a la escuela de terror gótico italiano. Pero en esa lid recuperó la figura de la médium estrafalaria que Hooper estableció con el mítico personaje de Zelda Rubinstein.
Tras un intento tímido de realizar la misma operación con Geraldine Chaplin en Tras un intento tímido de realizar la misma operación con Geraldine Chaplin en El Orfanato (2007), Wan acertó de pleno al colocar en la piel de la investigadora paranormal a Lin Shaye, una actriz secundaria del cine de terror clásica, desde los tiempos de (2007), Wan acertó de pleno al colocar en la piel de la investigadora paranormal a Lin Shaye, una actriz secundaria del cine de terror clásica, desde los tiempos de Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, 1984). Con el tiempo, a operación ha ido cogiendo forma y Elise se ha convertido en la protagonista absoluta de la franquicia. Siendo ya la saga Insidious una especie de versión más barata de las aventuras de los Warren con una protagonista a la que el aficionado puede coger cariño. Demonios, ¿Cuántas sagas de terror tienen como protagonista absoluta a una señora de 74 años?
Es encomiable la apuesta de Blumhouse por darle protagonismo a una jubilada, y el resultado es, de nuevo, una digna aventura llena de demonios, secretos, fantasmas y casas malditas. Es cierto que la entidad como películas de terror de la serie ha pasado a un plano menos rompedor. Insidious no es ya quien está llamada a marcar tendencias o descubrir nuevas fórmulas para el cine de terror. Sigue la corriente que ella misma marcó y se mueve dentro de sus propias reglas. Un nicho que recuerda más a un serial antiguo o un artefacto episódico televisivo que se estrena cada tres años.
No es baladí que el propio guionista, Leigh Whannell, en la piel del cazafantasma Specs, agarre un ejemplar antiguo de los cómics No es baladí que el propio guionista, Leigh Whannell, en la piel del cazafantasma Specs, agarre un ejemplar antiguo de los cómics The Beyond (1950-1955), mientras intenta ligar torpemente con una de las sobrinas de Elise. Ese tipo de cómics de los cincuenta, a menudo incluían este tipo de aventuras sobrenaturales que a veces tenían a un mismo investigador en distintos casos. Ignoro si la creación de Whannell se ha inspirado en Poltergeist o sigue la tradición de los orígenes literarios de este tipo de personajes, investigadores de lo oculto como Dr. Martin Hesselius o Thomas Carnacki que emulaban el perfil de Sherlock Holmes, pero con implicaciones sobrenaturales. En el caso del detective creado por Hope Hogdson hay muchas similitudes en otros cazafantasmas actuales, pero especialmente esta Elise. En su historia o sigue la tradición de los orígenes literarios de este tipo de personajes, investigadores de lo oculto como Dr. Martin Hesselius o Thomas Carnacki que emulaban el perfil de Sherlock Holmes, pero con implicaciones sobrenaturales. En el caso del detective creado por Hope Hogdson hay muchas similitudes en otros cazafantasmas actuales, pero especialmente esta Elise. En su historia La puerta del monstruo, Carnacki visitaba al reino de donde provienen los espíritus, con habitaciones con historias espeluznantes, asesinatos y objetos relacionados con las entidades maléficas que sirven como herramienta para condenarlas.
En En La última llave hay sótanos con terribles secretos, tuberías con restos humanos, llaves y silbatos. Y Elise se mete de lleno en ellos acompañada de la pareja de frikis que le proporcionan los gadgets necesarios. La ambición de este capítulo es mayor que el incomprendido hay sótanos con terribles secretos, tuberías con restos humanos, llaves y silbatos. Y Elise se mete de lleno en ellos acompañada de la pareja de frikis que le proporcionan los gadgets necesarios. La ambición de este capítulo es mayor que el incomprendido Capítulo 3, pero esta vez hay una cantidad de buenas ideas que se quedan a las puertas por algunos problemas de ejecución. Quizá Adam Robitel haya tenido alguna dificultad de pasar del formato mockumentary al cine más tradicional, pero los resultados finales se ven lastrados por una edición algo asincopada, que hace que los abundantes momentos dramáticos funcionen de forma irregular. Algunas de las bromas de la pareja de Specs y Tucker se quedan por el camino y en el momento de la resolución se notan ciertas prisas por acabar, creando un clímax eficiente pero descompensado.
Muchos de sus flecos se ven potenciados por una traducción y doblaje infernales, pero en general se nota la economía de medios y algunos saltos de montaje que dejan la sensación de que se ha sacado material que habría funcionado como tabasco para un plato algo insulso en ocasiones. Sin embargo, la historia de Elise es interesante y hace justicia a la importancia del personaje y la actriz que lo representa en el contexto del panorama de género actual. Algo huele a que quizá este podría haber sido un gran piloto doble para una serie de televisión, pero queda algo corto como presentación cinematográfica. Pero estamos hablando de Blumhouse, que estira sus presupuestos al máximo en un alarde de oficio independiente que, aunque cueste ponerle pega, empieza a dejar ver sus limitaciones.