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The Witch (2015) review

Sin llegar ser perfecta, la primera película de Robert Eggers ofrece una visión diagonal a las tendencias de la industria en los últimos años, una imperfecta obra de arte ajena a tendencias que ya ha empezado a dejar su huella en el género, con un resurgir del folk horror europeo.
/10
thewitch

Nota: 85

La bruja es, sin lugar a dudas, una de las películas de terror más importantes de la última década. Pocas veces un debut es tan radical en sus decisiones formales y estéticas hasta el punto en el es muy difícil asignarle una tendencia o movimiento sin que lo derribe sus afortunados anacronismos. Viene siendo habitual en los últimos años, que cada temporada, el cine independiente nos brinde una de esas obras maestras del terror que salen de ninguna parte, crean un boca oreja apabullante en los festivales en dónde se proyectan y generan un verdadero hype en las redes sociales. Las primeras en cambiar la percepción fueron en las redes sociales. Las primeras en cambiar la percepción fueron It Follows (2014) y (2014) y The Babadook (2014) y aunque La bruja no generó tanto ruido en su estreno, lo cierto es que los números que acompañaron su taquilla son superiores a aquellas.

El mismísimo Stephen King afirmaba en su cuenta de twitter que La bruja le había aterrorizado. Curioso, puesto que entre las referencias que cita su director está la adaptación al cine de le había aterrorizado. Curioso, puesto que entre las referencias que cita su director está la adaptación al cine de El replandor (The Shining, 1980) de la que el escritor no es demasiado amigo. Quizá esa influencia sea una de las razones por las que eligió rodar en aspecto comprimido 1.66:1, un marco similar al que usaba Kubrick en la mayoría de sus películas. Sin embargo, lo más parecido recientemente al lenguaje de lo horrible que practica Eggers se encontró en el cine independiente de los 2000 con autores como Fesseden o McKee estructurando atmósferas a través de bandas sonoras que realzan el sabor de lo ominoso de sus imágenes estáticas de naturalezas amenazantes y desconocidas, por ello, dentro del panorama indie actual, post-mumble, no se parece a nada que podamos identificar rápidamente dentro de un movimiento.

Y aunque la idea pueda recordar mucho a dramas clásicos de la era de Salem como Y aunque la idea pueda recordar mucho a dramas clásicos de la era de Salem como El crisol (The Crucible, 1957), La bruja nos informa nada más empezar que adapta viejos relatos y folklore de la era colonial de Estados Unidos, sucedidos mucho tiempo atrás a los famosos juicios. Documentos reales, cuentos tradicionales de la época, estudios de la tradición puritana de Nueva Iglaterra se fusionan con el cuento de hadas oscuro, pero sin olvidar nunca una recreación tangible y realista. La descripción de ese periodo particular del que hace gala cada fotograma raya lo obsesivo: prendas cosidas y tejidas a mano, arquitectura que sigue planos originales, mismas técnicas de cultivo o el lenguaje y expresiones utilizadas en 1630… Además, tanto los telúricos interiores de la casa como los brumosos paisajes de la granja y el bosque están capturados de forma apabullante por el director de fotografía Jarin Blaschke, que se sirve únicamente de luz natural o disponible en las localizaciones. Esto también la enlaza con cierto “horror pastoral” de tradición folklórica, muy típicamente europeo que puede rastrearse en la alemana nos informa nada más empezar que adapta viejos relatos y folklore de la era colonial de Estados Unidos, sucedidos mucho tiempo atrás a los famosos juicios. Documentos reales, cuentos tradicionales de la época, estudios de la tradición puritana de Nueva Iglaterra se fusionan con el cuento de hadas oscuro, pero sin olvidar nunca una recreación tangible y realista. La descripción de ese periodo particular del que hace gala cada fotograma raya lo obsesivo: prendas cosidas y tejidas a mano, arquitectura que sigue planos originales, mismas técnicas de cultivo o el lenguaje y expresiones utilizadas en 1630… Además, tanto los telúricos interiores de la casa como los brumosos paisajes de la granja y el bosque están capturados de forma apabullante por el director de fotografía Jarin Blaschke, que se sirve únicamente de luz natural o disponible en las localizaciones. Esto también la enlaza con cierto “horror pastoral” de tradición folklórica, muy típicamente europeo que puede rastrearse en la alemana Sukkubus – den Teufel im Leib (1989) o la serbia (1989) o la serbia Leptirica (1973)

Hay mucho dentro de La bruja, pero ante todo, su mayor valor reside en la concepción puramente artística de su calado formal. El cuidado en lo que contiene cada plano hace que cada escena se contemple como un cuadro en movimiento, una composición de madera, niebla y suciedad. El director parece empeñado en otorgar a la obra de una cualidad pictórica que emparenta sus fotogramas con Vermeer, el , pero ante todo, su mayor valor reside en la concepción puramente artística de su calado formal. El cuidado en lo que contiene cada plano hace que cada escena se contemple como un cuadro en movimiento, una composición de madera, niebla y suciedad. El director parece empeñado en otorgar a la obra de una cualidad pictórica que emparenta sus fotogramas con Vermeer, el American Gothic de Grant Wood, y especialmente con Goya, y sus aquelarres en sus momentos más oscuros y sobrenaturales. No es extraño que estampas como Thomasin andando, desnuda en el bosque, recuerden a de Grant Wood, y especialmente con Goya, y sus aquelarres en sus momentos más oscuros y sobrenaturales. No es extraño que estampas como Thomasin andando, desnuda en el bosque, recuerden a Häxan: La brujería a través de los tiempos ( Häxan, 1922), que ya utilizaba asimismo los óleos del aragonés como plantilla.

Como aquella, hay un substrato feminista tangente en la que se acaba denunciando la represión sobre la mujer, aunque en la danesa solo se trataba de explicar la enfermedad mental que podría haber dado lugar a la superstición. En La bruja asistimos al despertar sexual de una adolescente puritana y observamos cómo sus hermanos y toda su familia reaccionan ante los cambios que suceden en su cuerpo, su miedo a verla convertirse en una mujer es el motor real de los acontecimientos. La historia puede verse como una lectura inversa de asistimos al despertar sexual de una adolescente puritana y observamos cómo sus hermanos y toda su familia reaccionan ante los cambios que suceden en su cuerpo, su miedo a verla convertirse en una mujer es el motor real de los acontecimientos. La historia puede verse como una lectura inversa de En compañía de lobos ( The Company of Wolves, 1984), dónde la primera menstruación refractaba en lo sobrenatural como personificación de la amenaza, aunque en aquella, era la adolescente la que percibía el horror del mundo exterior cuando crecía y no al revés; es decir, los cambios de Tomashin se perciben como una maldición sobrenatural por todos los demás.

Pero Eggers va más allá de esa lectura y toda su película puede leerse como un examen del origen de las raíces de nuestra ética, de nuestra moral, y cómo esta se relaciona con el conflicto religioso y afecta a nuestra capacidad para saber responder ante las adversidades. La familia no es capaz de adaptarse a su nuevo ecosistema y el juego de espejos del miedo se refleja en decisiones muy humanas, afectada por el temor y la ignorancia. Eggers lo relaciona de forma parecida a Dreyer en Pero Eggers va más allá de esa lectura y toda su película puede leerse como un examen del origen de las raíces de nuestra ética, de nuestra moral, y cómo esta se relaciona con el conflicto religioso y afecta a nuestra capacidad para saber responder ante las adversidades. La familia no es capaz de adaptarse a su nuevo ecosistema y el juego de espejos del miedo se refleja en decisiones muy humanas, afectada por el temor y la ignorancia. Eggers lo relaciona de forma parecida a Dreyer en Dies Israe (Vredens dag ,1943), en la que la brujería como poder supersticioso es la excusa tras la que se esconden los instintos más bajos del ser humano, pero el contexto familiar añade una crudeza extra al conflicto de la hija mayor, con ese padre cayendo en la espiral de locura que supone no encontrar alivios en la fe en la que ha depositado todo su orgullo y fuerzas. Una decepción que no sólo habla del del desengaño del sentimiento religioso, sino de la desilusión y abatimiento de la generación de la crisis, aquella que trata de adaptarse a una nueva situación olvidando todo lo aprendido (y prometido).

Los intentos de cierto sector del público (y de la crítica) de arrancar la película del género de terror por dar vueltas al tema sobre el que trasciende la historia son tan obtusos como la mirada que muchos espectadores reciben la parsimoniosa construcción de un terror de sensaciones, y no de asesinatos, sangre, acción y sustos. El horror invisible, construido alrededor de la paranoia, no es fruto de una ambigüedad como retruécano de evasión de un género al que el director se piense superior. Eggers abraza lo fantástico, dejando claro que hay algo oscuro y peligroso alrededor de la granja. La sensación de terror se infiltra en la atmósfera, con esa cualidad subconsciente de las fábulas que hace que no hagan falta los sustos o la sangre. Su conexión con el mundo de los cuentos hacen pensar que La Bruja podría ser la versión de Hansel y Gretel que hubiera dirigido Bergman.

Además, Eggers propone una reformulación puritana de Además, Eggers propone una reformulación puritana de El color que cayó del cielo ( The Colour Out of Space, 1927) de H.P Lovecraft, abrazando otras constantes de otros relatos del de Providence, en los que el mal reside en sus protagonistas hasta que estos se percatan.

Lo radical de la propuesta es que aquí, el mal se abraza como algo no necesariamente malo, supone la liberación y el éxtasis, a pesar de seguir siendo mostrado como algo terrible y terrorífico. Es cierto que llegado a cierto punto del segundo acto, el disco se raya y se forma un pequeño bucle de conformidad del que sale de forma demasiado apresurada, siendo la mayor pega que se le puede encontrar al conjunto. Sin embargo, es en los minutos finales donde lo sobrenatural entra por todas las grietas que de han ido formando entre las relaciones intrafamiliares, donde la locura campa a sus anchas y el horror se hace imposible de aceptar hasta conquistar el plano final, en el que la iconografía clásica y terrible se torna liberadora, cómplice y definitivamente satánica.

Curiosidades sobre la película

Dentro de poco tendremos algunas curiosidades

Trailer

Fotogramas

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