No se puede afirmar que el matrimonio de New Line y James Wan tenga una postura perezosa ante la búsqueda de talento dentro del paradigma del género en los tiempos de Youtube y el creepypasta. Si en su Nunca apagues la luz le dieron manga ancha al autor del corto Lights Out, David F. Sandberg, en esta ocasión han repetido la jugada con Michael Chaves, el creador de otro corto viral al que ofrecieron el proyecto en un tiempo récord. «Colgué en la red “The Maiden” y en una semana, conseguí un agente. Ese viernes, me dio un guion, me reuní con New Line, y fue increíble. Me contrataron en cuestión de días», comenta Chaves a «The Daily Dead», quien no era demasiado consciente de que la leyenda de origen latinoamericano era un caramelo para muchas productoras en busca de su nueva franquicia.
No es extrañar, pues, que tras los trillados pastos de casos reales norteamericanos en los que navega la pareja Warren y los spin-offs vástagos de sus películas, hayan querido indagar en el folklore vecino. La Llorona es una leyenda mexicana que gira en torno a una joven pobre llamada María, que tras dar a luz a gemelos, es abandonada por su esposo y en un arrebato de dolor por el amor perdido, ahoga a sus hijos en el río y se suicida arrojándose a sus profundidades. Por ese pecado, queda atrapada entre mundos y pasa la eternidad llorando de noche en noche su dolor. Se dice que si escuchas esos gritos te sobreviene una tragedia y si un niño se cruza con La Llorona, le puede confundir con uno propio y arrastrarlo al río más cercano para ahogarle. «Es un punto de referencia cultural, y además, también es una tradición familiar. Algo que las abuelas les dirán a sus nietos durante cientos de años: «más te vale ser bueno o La Llorona te atrapará». Investigamos y discutimos hasta que sentimos que estábamos haciendo la mejor película sobre el mito que se podía hacer. Da más miedo que el infierno» afirma Chaves, rotundo.
Y, aunque no tiene que ver, en principio, con las películas de Expediente Warren —pese a que Chaves ya está confirmado como director de la tercera—, La maldición de la llorona también está ambientada en los 70, una marca de la casa del terror de fantasmas Warren. El director aclara que la razón es que querían ambientarla «en la era preinternet, porque gran parte de la historia trata sobre el descubrimiento y el aprendizaje de este misterio, con lo sería demasiado simple, menos interesante, con google. Además, la década de 1970 es increíble por muchas razones, tiene estilo, tiene una gran textura, y existe esta gran tradición de horror de las películas de esa época hacia las que nos inclinábamos».
El mito de origen mexicano ha tenido diversas adaptaciones en el mundo del cine, aunque no todas ellas tratan la figura “oficialmente”. La llorona (1933) fue la primera aparición de leyenda en el cine, es una temprana muestra de cine gótico mexicano con ecos del cine de “vieja mansión” americanos. La maldición de la llorona (1965) es una joya de la etapa dorada del terror gótico, utiliza el espectro de forma tangente para componer una respuesta mexicana al cine de Mario Bava. Km 31 (2006) es la primera de las grandes transformaciones del mito, se ubica en el contexto de respuesta de la invasión del terror japonés, con gran influencia de Ju-On y Mama (2013), producida por Guillermo del Toro es una velada reinterpretación americana del mito en plena explosión del cine post-Insidious que marcaba el debut del director de It.
Inmigración fantasma
1970, en un Los Ángeles con una rica población latina, muchas familias tratan de salir adelante. Ignorando la escalofriante advertencia de una madre sobre el peligro que podrían correr sus hijos, una trabajadora social (Linda Cardellini) con dos niños pequeños empieza a sufrir extraños sucesos sobrenaturales. Su única esperanza de sobrevivir a la ira mortal de La Llorona (Marisol Ramirez) podría ser un sacerdote desilusionado (Tony Amendola) y el misticismo que practica para mantener a raya al mal, en los límites donde el miedo y la fe chocan. La familia tendrá que sobrevivir al mortal grito del fantasma desconsolado y furioso, cuyo acecho en la oscuridad no se detendrá con cualquier rito religioso.
Aunque, en teoría, La maldición de la Llorona no pertenece al universo Warren, sí que comparte al personaje del padre Pérez de la película Anabelle, por lo que es muy posible que acaben conectadas en algún momento. Sin embargo, la decisión de trasladar el cine de terror de marca Wan a las minorías latinas de Estados Unidos es fácilmente extrapolable a una conveniente apropiación cultural de una maquinaria que trata de atomizar el público objetivo de sus producciones para ampliar el espectro de diana. Quizá el uso de las leyendas mexicanas sirva como cortejo a esa parte de la población de Norteamérica, pero también es significativo en la era Trump. Para la actriz Patricia Velásquez, en la presentación de la película en la Comic Con de San Diego, «hay muchas metáforas y mensajes diferentes en la historia de La Llorona. Es también oportuna hoy, puesto que desarrolla un relato sobre la idea de separar a los niños de sus padres. Hay muchos elementos en esta historia que se relacionan con nuestra sociedad y el momento actual que vivimos y con nuestra cultura hispana en general.».