El que fuera Sylar en «Héroes», Zachary Quinto, vuelve a interpretar a un villano, en este caso un vampiro espiritual que se alimenta de la felicidad de los niños, en la nueva serie de la cadena AMC, «NOS4A2». Se trata de una adaptación de la novela homónima de Joe Hill en la que Jami O’Brien ejerce como showrunner, y que coprotagoniza la australiana Ashleigh Cummings.

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Lo que hizo saltar la chispa creativa que llevó a Joe Hill a desarrollar «NOS4A2» es que asegura no entender, según le explicaba a «Complex», «lo romántico de los vampiros. Son sanguijuelas enormes que viven bajo la tierra. No me parecen precisamente el culmen del erotismo». Precisamente como reacción al concepto clásico del mito, se imaginó la posibilidad de que existiera «un vampiro espiritual, que se alimenta de la infelicidad de los niños, lo que puede parecer algo bueno. Cuando acaba, son felices para siempre, sea montándose en una atracción de feria o apuñalando a un sintecho hasta la muerte». Pero lo más importante, confesaba en el podcast «The Geek’s Guide to the Galaxy», es que esa idea le dio pie a desarrollar «lo que espero que sea una explicación muy elegante sobre de dónde vienen los poderes que ya aparecían en mis anteriores libros». Así, en el universo literario de Hill, existe por un lado «el mundo de la gravedad y la física, de los trabajos malos y los peinados cutres», y por el otro «el mundo interior del pensamiento», en el cual «nuestra emociones tienen la fuerza de la gravedad, y la imaginación se puede hacer sólida, real».

El planteamiento del libro interesó lo suficiente a la productora Lauren Corrao, copresidenta de Tornante Television –la empresa de producción de Michael Eisner–, como para adquirir los derechos y plantearle a AMC la posibilidad de llevar adelante una adaptación televisiva. Una opción que, según explicaba Hill en una conferencia de prensa en la WonderCon, le pareció interesante porque considera que «en gran parte, el terror depende de la empatía», y el formato catódico «te da diez horas para que te enamores de los personajes. Tienes mucho más que explorar, mientras que en una película solo tienes unos minutos para empezar a preocuparte por alguien antes de que empiece a perseguirle Leatherface». A la hora de desarrollar el proyecto de NOS4A2, la cadena decidió optar por su modelo de producción scripts-to-series: es decir, en lugar de decidir si apuesta por la serie en función de su piloto, permite que un equipo de guionistas desarrolle varios episodios antes de tomar una decisión. Y al frente pusieron a Jami O’Brien (Infierno sobre ruedas, Fear the Walking Dead), que asegura que se planteó «adaptar el libro desde la admiración», por lo que su principal preocupación siempre fue «cómo contar esta historia y meter todo lo posible del libro dentro de la serie».

 

Siempre es Navidad

La protagonista principal de NOS4A2 es Vic McQueen (Ashleigh Cummings), una joven de Nueva Inglaterra con dotes para el dibujo que, pese a las dificultades económicas de su familia, se plantea estudiar una carrera artística en la universidad. Pero un día, huyendo de las constantes peleas de sus padres Chris (Ebon Moss-Bachrach) y Linda (Virginia Kull), descubre que, atravesando un viejo puente, teóricamente ya derruido, que se llama el Atajo, puede encontrar objetos perdidos de forma sobrenatural. Una habilidad que le llevará a convertirse en una amenaza para Charlie Manx (Zachary Quinto), un villano vampírico que se alimenta de las almas de los niños y deposita lo que queda de ellas en Christmasland, un lugar producto de su imaginación en el que todos los días son Navidad, y en el que la infelicidad está considerada un delito. Con la ayuda de una bibliotecaria de Ohio con poderes de adivinación, Maggie Leigh (Jahkara Smith), Vic intentará vencer a Manx, y rescatar a los inocentes que ha convertido en monstruos sin perder la cordura y, sobre todo, sin convertirse en otra de sus víctimas.

Respecto al conflicto entre las dos principales figuras de la historia, Hill asegura que odia «los villanos convencionales» porque cree que «todo el mundo se ve a sí mismo como el héroe de su propia historia», de ahí que, a la hora de desarrollar a Manx, tuviera muy en cuenta que, «en su mente, está rescatando a los niños de una vida de sufrimiento e infelicidad». Precisamente, O’Brien acota que no cree que «ni Vic ni Charlie se consideren el uno al otro su némesis. Ambos son personas con unas dotes extraordinarias que conllevan un coste. Y eso los pone en conflicto. Yo diría que Charlie piensa que Vic resulta intrigante y potencialmente peligrosa». Claro que, si para dotar de personalidad a Manx era importante encontrar un actor acostumbrado a lidiar con papeles perversos como Quinto, también lo era dar con un maquillador capaz de darle el aspecto adecuado. Y lo encontraron en el prestigioso Joel Harlow, al que O’Brien asegura que pensaron que iba a costar convencer, pero «inmediatamente nos dijo: “Me encanta el libro. Contad conmigo”. Y al día siguiente: “Aquí tenéis cinco diseños. ¿Qué pensáis de ellos?”».

Creo que, a diferencia del trabajo de su padre, Stephen King, la obra literaria de Hill es mucho más difícil de reinterpretar fuera del ámbito de la letra impresa. Se necesita a alguien con la personalidad visual –y el amor por el género– de Alexandre Aja para lograr algo con la fuerza y la visceralidad de Horns. En cambio, en los dos capitulos que hemos tenido la oportunidad de ver, los responsables de NOS4A2 se aproximan al original con cierta aprensión, y una distancia en la que se adivina algo de desinterés hacia lo fantástico. Los guiones del equipo de O’Brien le dan mucho más cancha al aspecto melodramático de la historia que a sus elementos de terror –un esquema que puede funcionar en una serie de zombis como Fear the Walking Dead, pero no en un universo en el que lo fantástico es el centro de la historia–, y la directora de ambos episodios, la veterana Kari Skogland (The Walking Dead, El cuento de la criada), tampoco realza especialmente el trasfondo genérico de la historia… Más bien al contrario. Así que, cada vez que dentro de la historia se filtra algún tipo de elemento fantástico, mínimamente perturbador, la serie sube muchos enteros: lástima que sus responsables se los guarden para dar golpes de efecto que, a la hora de la verdad, no sirven para hacer remontar un producto que se pierde demasiado en el melodrama para quedar a medio camino de demasiadas cosas.