Tras dos películas siguiendo las fechorías de Mick Taylor por el «outback» australiano, la saga «Wolf Creek» se convertía en serie de televisión hace dos años gracias al canal Stan. Ahora, XTRM estrena en España las notables dos temporadas de la creación de Greg McLean.

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Estrenada en 2005, Wolf Creek adaptaba a la personalidad australiana los temores que en Estados Unidos había rescatado la resurrección del American Gothic setentero, propio de Wes Craven y Tobe Hooper, llevada a cabo por Rob Zombie y otros compañeros de generación. Una variación aventurera y abismal del torture porn en el vasto desierto del continente, que conseguía imprimir el escalofrío a base de plausibilidad. El director Greg McLean tenía dos ases en la manga para conseguirlo. Una, la insondable inmensidad del outback, un lugar tan árido como peligroso, con terribles historias reales de desapariciónes de turistas. La otra es el personaje de Mick Taylor, una representación de todos los estereotipos del cazador de la zona, una suerte de Cocodrilo Dundee psicópata que no tendría sentido sin la magnífica interpretación de John Jarratt.

Una miniserie sobre el personaje de una saga que tuvo su cénit en los 2000 puede no ser la idea más apetecible para una ficción televisiva en una época en la que el cine de terror ya está a otras cosas más góticas y cerebrales. Sin embargo, lejos de centrarse en las andanzas del singular asesino, su primera temporada plantea una trama de venganza al estilo clásico que sorprende desde su enfoque muy cinematográfico. Una de sus víctimas trata de encontrar al asesino de su familia a través del desolador desierto australiano en una odisea que llega a superar a las películas en muchos aspectos, con grandes tomas panorámicas del horizonte en el coto de caza de Taylor, y con un factor de aventura en el que Greg McLean se esmera dirigiendo algunos de los episodios imprimiendo su experiencia en el cine a pesar del presupuesto limitado.

Imperiales paisajes de sol y tierra que quitan la respiración y en los que se esconde el horror, lo desconocido, los fantasmas de la leyenda y el mayor hombre del saco de ese continente: el redneck, el superviviente de otras eras que solo es posible encontrar entre rocas y carrascos. Si la primera entrega es todo un Western de terror moderno con todas las señas de identidad de la mejor Ozplotation, los siguientes seis episodios no son tan excitantes, y vuelve a una estructura de slasher más convencional en la tierra de los dingos y los canguros, aunque siempre es divertido ver a Mick Taylor bromear con sus víctimas desconocidas para ganarse su confianza antes de atacar. Una nueva cacería más parecida a las películas pero en la que no hay un turista extraviado, sino todo un autobús de ingenuos visitantes, lo que hace que el conteo de cadáveres sea más que generoso, pero deje cierto poso a repetición pese a la cantidad de muertes bastante salvajes y sangre que riegan sus episodios. No hay tiempo, sin embargo, para el aburrimiento en una historia que, debido a su formato limitado, no se presta al relleno innecesario y funciona mejor que otros experimentos de su clase como las series Scream o Slasher.