El título original de El sótano de Ma evoca el arquetipo del personaje femenino negro que trabaja como cuidadora de niños blancos. En el cine, rara vez vemos a la mammy haciendo otra cosa, no tiene un trasfondo porque su única misión es estar al servicio de sus amos. Precisamente, Criadas y Señoras de Tate Taylor reexaminaba la conexión de raza y servidumbre con Octavia Spencer como una de las protagonistas. En su nueva película, hay un personaje deliberadamente envuelto en un misterio y trata de decodificar y comprender sus motivaciones para aterrorizar al grupo de jóvenes protagonistas, convirtiéndola en el elemento más poderoso de la historia, a pesar de ser, a primera vista, la villana. Blumhouse continúa así con su tendencia de abordar temas raciales, no solo con las producciones de terror de Jordan Peele, sino con aventuras de autor como Infiltrado en el Kkklan, y ahora con una película protagonizada por una mujer negra, que parece reflexionar sobre los roles que estas desempeñan en el cine.
Octavia Spencer no es célebre por sus interpretaciones de género, pero ha participado en papeles no protagonistas en Rompenieves (Snowpiercer), La forma del agua, Halloween II oArrástrame al infierno. Tiene un Oscar por Criadas y Señoras y ha sido nominada por Figuras Ocultas, pero ahora parece haber tratado de escurrirse de la imagen de secundaria simpática buscando algo diferente. «Interpreto a una mujer dañada que le hace cosas dolorosas a un grupo de adolescentes y este tipo de papeles no suelen ser ofrecidos a gente negra, de hecho este personaje está escrito para una mujer blanca. Yo me colé y quise probar algo nuevo» explica Spencer a «Entertaiment Today». Ver a la actriz abordar un papel alejado a su imagen amable puede resultar impactante, pero Tate Taylor reafirma que la actriz iba buscando este tipo de proyecto extraño y diabólico. De hecho, con el guion en la mano, el director supo del interés de la intérprete en el momento preciso. «Octavia, que es una de mis mejores amigas, me llamó un mes antes y me dijo que estaba harta de tener que ponerse pelucas trajes de época. Quería hacer algo chungo, realmente enfermizo y le dije “no te lo vas a creer”. Fue una coincidencia celestial, o infernal» relata Taylor a «Total Film».
I am not your mammy
Sue Ann (Octavia Spencer) es una mujer solitaria que vive en su tranquila pueblo de Ohio. Un día, Maggie (Diana Silvers), una nueva adolescente en la ciudad, le pide el favor de comprar algo de alcohol para ella y su pandilla. Sue Ann ve la oportunidad de hacer algunos nuevos amigos en los incautos jóvenes y les ofrece la oportunidad pasar un rato en el sótano de su casa para evitar que conduzcan después de beber. Tan solo les pone como condición que respeten las reglas de la casa; uno de ellos tiene que mantenerse sobrio, no blasfemar, bajo ningún concepto subir las escaleras, y deben llamarla Ma. A medida que la hospitalidad de Ma comienza a convertirse en obsesión, lo que comenzó como un juego juvenil se convierte en una pesadilla terrorífica.
La mujer atrae a los adolescentes explotando su proyección maternal y confiable, quizás revelando prejuicios preconcebidos asociados a las mujeres negras de mediana edad en una exposición sobre la experiencia real en la sociedad americana de esas personas. «La película trata de ser perturbadora más que horrible, pero fuera del giro inevitable del personaje del título, tiene una lectura sobre la intimidación, el abuso y el trauma» recalca Taylor. Más allá de eso, es un experimento con el contraste que supone ver ese lado oscuro de Spencer, algo en lo que Blumhouse les ha dado manga ancha. Aunque esa libertad no está exenta de inconvenientes. «El presupuesto apesta totalmente; hablamos de sándwiches de mantequilla de cacahuete y mermelada para el almuerzo, pero sin la presión del estudio dando la lata con lo que puedes y no puedes hacer. Esto también significa poder hacer un terror más orientado al drama que tíos enmascarados que salen del armario con cuchillos afilados». Sin embargo, a juzgar por las imágenes del tráiler, la película no parece un paseo dramático sin filo, u otra película apta para menores de las que pueblan las despensas de Blumhouse, sino que la MPAA le asignó una contundente calificación R por su “material violento o perturbador, lenguaje, contenido sexual y uso de drogas y alcohol en adolescentes”.
El sótano de Ma explora una variante del terror doméstico con secuestro, cuando el huésped es la víctima. Recordamos cuatro ejemplos de la misma familia de anfitriones psicópatas en el cine desde The Last House on the Left (1973), en la que Wes Craven presentaba la venganza de un matrimonio que invitaba a los asesinos de su hija a su casa y les engañaban para ejecutarlos uno por uno. Crawlspace (1986) tenía a un casero rarito, y cuando tiene cara de Klaus Kinski no debes fiarte mucho de los ruidos en el desván, aunque las inquilinas de sus apartamentos lo aprenden demasiado tarde. Deep in the Woods (2000) tenía a un grupo de jóvenes actores acuden invitados a un castillo para representar una obra ante un misterioso barón solo para ir desapareciendo uno a uno esa misma noche en un neogiallo rarísimo pre extremismo francés. En An american Crime (2007) un ama de casa de los suburbios secuestra a su inquilina y la mantiene encerrada en su sótano sometiéndola a todo tipo de abusos y torturas.