Spookies (1986) review

Spookies es un auténtico delirio ochentero dirigido por hasta tres directores diferentes que se ha convertido en una joya de culto de la psicotronía chusca de la gran década del blandiblub. Todo un viaje de criaturas, trampas sobrenaturales y sorpresas sin apenas un hilo conductor que ejemplifica cómo el surrealismo del cine de terror puede ser involuntario.
1986
/10
Spookies

Spookies podría calificarse como joya del cine extravagante, pero no es precisamente un viaje de diversión desprejuiciada consciente. El guion es tan poco coherente que resulta hasta difícil seguir el hilo de una trama tan sencilla como falta de originalidad. Arrastra un ritmo irregular y una colección de incoherencias que no le han evitado llegar a convertirse en una pieza de culto del cine trash. La trama sigue caminos completamente arbitrarios y la narración está al servicio de las espectaculares e incontables apariciones de todo tipo de criaturas: monstruos pringosos, seres tentaculares, mujeres que mutan en arañas, magos malvados, demonios, muertos vivientes… todo presentado con látex de la vieja escuela, sangre ocasional pero generosa y mucho pringue. La banda sonora se basa en sintetizadores que acompañan a una paleta de colores azulados y oscuros, entre la niebla y las lápidas, creando esa irrepetible atmósfera solo presente en películas, que como esta, infectaban los videoclubs de era del VHS.

La trama se resume en lo que hemos visto infinidad de veces: jóvenes encerrados en una mansión que son cazados uno a uno por todo tipo de criaturas, a cada cual más bizarra e inesperada. Sin embargo, los avatares de la producción crean una subtrama paralela entrelazada con agujas de punto, en la que un mago quiere hacer revivir a su amor verdadero y para ello tiene que tomar las almas de los chavales, aunque nunca sepamos por qué acaban allí exactamente. Lo divertido es que la historia en el último tercio acaba siguiendo a la joven resucitada y su intento de huir del señor que le devolvió a la vida contra su voluntad. Su huida de los muertos vivientes es tan delirante como estimulante a nivel visual. El nivel de delirio iniciado con la absurda inclusión de un niño perdido en su día de cumpleaños, para posteriormente ser enterrado vivo, tiene una alarmante continuidad en las sucesivas apariciones de una especie de sátiro o sirviente demoníaco, que se pasa todo el metraje apareciendo de vez en cuando sin ninguna función concreta más que la diversión del espectador aturdido. También tenemos la posesión de una de las jóvenes para convertirse en una especie de médium que (supuestamente) invoca a los spookies para capturar a los incautos personajes que no deja indiferente.

La impresión es que la película fue rodada sin un guion previo, con un montón de presupuesto para crear efectos especiales y pocas ideas de que hacer exactamente con ellos, pero la realidad es que realmente sí hay dos películas en una. Spookies se rodó originalmente en 1984, bajo el título Twisted Souls, por los cineastas primerizos Brendan Faulkner y Thomas Doran, pero una vez finalizada, el productor no quedó muy contento, con lo que se agenció a un nuevo director para filmar mucho material nuevo, dejando una extraña combinación de metraje de Twisted Souls y otro metraje cuyo resultado es una melé de intenciones sin rumbo, un ejercicio de incoherencia, que dedica sus esfuerzos a fotocopiar los momentos, dejes y maneras de un tipo de cine hecho en una época concreta. Permanecen todas las manías que conlleva hacer ese esfuerzo sin tener una idea sólida, pero Spookies es el resumen de fondo de catálogo de una revista Fangoria en la década de los ochenta, cuando el maquillaje y el gore, el encanto del fotograma era lo único que contaba. Como si uno de los monster mash de la decadencia de la Universal se trasladara a los 80, se cambia el culto a la figura del monstruo por la fascinación del efecto, la escultura y la creación misma. Un festín de idiotez lisérgica e con risas aseguradas que al mismo tiempo deja absorto con sus imágenes grandgiñolescas y groseras. Spookies es un producto único e irrepetible, lo que no quiere decir que su visión sea fácil para todo el mundo. Todo un viaje.

Curiosidades sobre la película

Dentro de poco tendremos algunas curiosidades

Fotogramas