Melanie. The Girl With All The Gifts (2016) review

Con la séptima temporada de «The Walking Dead» forzando las cuerdas de la ficción zombie, hasta convertir la amenaza en un condimento de fondo, la nueva película de Colm McCarthy y Mike Carey recurre a un buen puñado de iconos clásicos y reconocibles del género y los envuelve en una accidentada trama que retoma desde populares videojuegos a «El señor de las moscas» en un conglomerado diferente pero irregular.
2016
/10
Melanie. The Girl With All The Gifts (4)

El género zombie, en su acepción moderna o romeriana, ha vivido una resurrección inaudita en el siglo XXI: tras su auge en salas y cine de mediano presupuesto, causado principalmente por la recuperación realizada por videojuegos como Resident Evil, en la actualidad se encuentra en una segunda explosión de interés, causada por el éxito masivo de la serie The Walking Dead. Esto, sin embargo, no quiere decir que sus exponentes no muestren un cierto grado de agotamiento, de desgaste de la fórmula, que si bien se logra sortear a base de espectáculos de más presupuesto, en casos como Melanie. The Girl with All the Gifts, se intentan solucionar con un cruce de distintas fuentes y referencias, también de vuelta a los inicios literarios, para crear una criatura hecha de retales, cuyo todo es mucho menos que la suma de sus partes.

Mike Carey, su guionista, proveniente del mundo de los cómics Marvel y Vértigo, es autor de la novela del mismo nombre, aunque aclara que tanto esta como el libreto fueron escritos de forma paralela. «Ambos están basados en una historia corta mía, llamada ‘Iphigenia In Aulis’. Hay cosas de la novela que no entraron en la película y viceversa, a causa de la distinta lógica de ambos medios», explica el autor, que, como mayor diferencia con toda la inabarcable oferta zombie de los últimos quince años, destaca que en su historia «el protagonista es el monstruo y vemos todo lo que pasa desde su punto de vista, aunque ella es tanto una criatura como una niña inocente, un poquito como Frankenstein de Mary Shelley, en el que la creación se convierte en algo horrendo cuando es tratado de la forma que le trata su creador; en parte el filme te intenta empujar a la incómoda situación de empatizar con algo que es una amenaza para la humanidad».

Y es que, si hay algo que llama la atención del conjunto, es la actuación (galardonada en la pasada edición de Stiges 2016) de Sennia Nanua como la niña infectada que vertebra el relato. Para el director Colm McCarthy «el casting de Melanie siempre fue la decisión creativa más importante. Probamos a 500 niñas para el papel. Sennia era una chica de clase obrera de Nottingham, con doce años solo había trabajado en la televisión local. Fue como un final de cuento de hadas al proceso, creo que fue su primer viaje a Londres. Por otra parte, nunca hicimos referencia al color de la piel en el guión ni lo tuvimos en cuenta en el proceso de selección». El papel de Nanua se une al de Gemma Arterton y la destacable recuperación de Glenn Close, entre otras actrices que dan un punto de vista, desde héroes a villanos, marcado por fuertes personajes femeninos.  «Queríamos desarrollar una historia a partir de mujeres autosuficientes que no estuvieran definidas por sus relaciones con hombres», matiza McCarthy.

 

VEINTIOCHO MESES DESPUÉS

En el futuro distópico que plantea Melanie. The Girl with All the Gifts, la humanidad se ha visto asolada casi en su totalidad por un extraño hongo que contiene un virus que transforma en infectado caníbal. En medio de este apocalipsis, un grupo de científicos investiga una segunda generación de nacidos bajo estas circunstancias, los cuales son mitad «hambrientos», mitad humanos. Cuando un fallo de seguridad convierte las bases en un caos, la híbrida Melanie será la única esperanza de los supervivientes.

Tanto el aspecto y producción del primer acto, como la gran escena del asalto a la base militar en dónde enseñan a los niños híbridos, recuerdan tanto a 28 semanas después que parece una secuela de aquella, con el añadido de que la premisa, con militares, científicos y zombies a los que se les enseña, parece la de un remake de la seminal El día de los muertos, cuyo planteamiento de encierro ya se mentaba también en la influyente película de Boyle. Cuando arranca el segundo acto, McCarthy nos muestra el mundo post apocalíptico con el aspecto de una tierra civilizada que la naturaleza ha reconquistado, un poco a la manera del Nueva York del Soy leyenda de 2007, el año de la pasada década en el que el subgénero alcanzó su máximo grado de apogeo. Y es el verdadero sentido de Matheson que ignoraba la, por lo demás apreciable, visión de Francis Lawrence, el que puede encontrarse esta nueva variante. Algo apreciable, sin duda, pero que llega un poco tarde en el contexto actual de agotamiento del escenario planteado, que cae en la trampa de, cuando se intenta innovar en el género zombie, siempre se tiende a explotar/humanizar el punto de vista del muerto/infectado.

La atractiva mezcla de elementos no se limita, sin embargo, a los puntos de apoyo más populares. Melanie. The Girl with All the Gifts bebe de la literatura de ciencia ficción británica, principalmente Wyndham, y en su carrera por incorporar fetiches a su propuesta acaba pasando por el paraíso perdido de Mad Max y la cúpula del trueno o la carga emocional de Monsters de Gareth Edwards, de quien también se arrima a su propagación fúngica en medio de un paraje devastado. Muchos elementos más o menos coherentes, que bailan sin pisarse entre ellos, pero que dejan la impresión de que del punto A al B hay un apilamiento de ideas, villanos, peligros y personajes que no se mueven al son de una misma historia. Hay grandes escenas, como el frenético ataque de los “hambrientos” a la base militar, imágenes como los niños infectados, atados en sus sillas, que se excitan y entran en trance devorador o las estampas de las calles de la ciudad abandonada, a vista de prismático, llenas de zombies aletargados, al más puro estilo George A. Romero. Sin embargo, hay una cierta desubicación constante del espectador sobre lo que está viendo, aunque hay una sólida intención de crear un artefacto de grandes ideas, y un ambicioso tratamiento de sus aspiraciones de compromiso social, pero se queda corta y deja que se le vean demasiado las costuras de una dirección carente de la fuerza necesaria y una estructura que trata de estrechar mucho en poco tiempo; uno se plantea la pregunta de si no hubiera sido mejor ver este proyecto como una miniserie de la BBC. En cualquier caso, la propuesta es encomiable y agrada ver muestras de inteligencia y ganas de rascar debajo en un subgénero hastiado, aunque el resultado sea una criatura de Frankenstein, aunque no en el sentido de obra trágica y compleja que citaba su guionista.

Curiosidades sobre la película

Dentro de poco tendremos algunas curiosidades

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