15- Evil things
Los docudramas sobre hechos paranormales, gentes que han sufrido amenazas fantasmales y demoníacas en sus carnes y lo cuentan frente a la cámara mientras se alterna un metraje ficcionalizado de lo que relatan, es ya casi un clásico de la televisión americana. Piensa en los vídeos de cuarto milenio pero con una mirada mucho más cinematográfica y salida de madre. Hay casos clásicos de este tipo de formato que lograron altos valores de producción y mucho interés para el yonqui del terror televisivo como A Haunting. Lo cierto es que lo único que las diferencia de otras series del estilo es que juegan con la ingenuidad del espectador que consigue creerse lo que explican. American Horror Story: Roanoke quiso hacer burla del formato, pero lo cierto es que le quedó algo mucho más aburrido que Evil Things, una nueva y verbenera iteración del formato.
14 – The walking dead, temporada 8
La serie más veterana ha pegado tal subidón de tensión y acción que con solo un par de episodios ha suplido con creces las decepciones causadas con la temporada siete. La serie ha cambiado hasta su manera de planificar y tiene algunos dejes de narración muy elegantes, con muertes en elipsis y desarrollo de estrategias dignos del mejor cine bélico. Si habías abandonado la serie plantéate regresar a ella porque todo pinta a que esta temporada será una de las mejores de su recorrido.
13- Ghost wars
Un caso extraño de serie con todo lo que debe de tener para triunfar pero que no acaba de salir adelante. Sin ser equiparable a otras series de estos lares, este producto del canal scyfy trata de ser una especie de Entre Fantasmas juvenil de terror en una isla, pero queda algo deslavazado e irregular. Hay fantasmas, apariciones monstruosas, muertes y un jovenzuelo que podría ser familiar del prota de Midnight Texas. Es decir, un niño del sexto sentido crecidito. Está rodada en exteriores y con panorámico 2:35, pero es algo torpe en su narrativa y queda como un pequeño placer (no) culpable para cuando no tienes otra cosa mejor a mano.
12- Superstition
Un poco la misma jugada del anterior pero más atolondrado, bajo la horma de la serie de CW, otra serie que quiere ser también un Supernatural con protagonista negro, y empieza su recorrido con una propuesta similar al inicio de aquella. Un jovenzuelo en busca de un demonio parricida. Muy original. El primer capítulo da la sensación de haber estado presenciando un piloto, por lo que vemos no es la estructura que tendrá la serie y para un rato de diversión, puede valer.
11- Dimension 404
Aunque se compare con Black Mirror, esta serie de ciencia ficción y terror es una heredera directa, digital y camp de The Twilight Zone. Las historias son interesantes, con un buen ritmo la mayoría están muy bien escritas e interpretadas. Con un modesto presupuesto de producción, Dimension 404 hace un buen trabajo con sus efectos, utilizando una buena combinación de iluminación y ángulos de cámara para aprovechar al máximo cada escena. Esta deliciosa mini antología de cuentos se disfruta y se olvida pero tampoco merece el desconocimiento al que se ha visto abocada.
10- Wynona Earp –Temporada 2
Si el año pasado tuvimos un pequeño aperitivo de chicas cazademonios con la genial Crazyhead, para consolarnos con la falta de renovación de la misma hemos buscado sustituta a Buffy en un par de series que en 2017 han tenido una segunda temporada superior a la original. Una de ellas es Van Hellsing, una readaptación del mito de la caza-vampiros al terreno postapocalíptico, es decir, una especie de Soy Leyenda a lo The Walking Dead. Y aunque Hellsing es mucho mejor de lo que pensábamos, a que nos ha enganchado a tope es Wynnona Earp, nada menos que la tataranieta de Wyatt Earp, en modo cazademonios moderna en un pueblo digno de western. Tiene un revólver místico como el de Dean en Supernatural y tramas de arco y autoconclusivas sin demasiado presupuesto pero mucha actitud macarra. Sorpresa agradable.
9- Stranger Things 2
Vale, nos ha decepcionado bastante, pero aunque le sobren cuatro capítulos y algunas subtramas sean para llorar, en los cinco episodios restantes, especialmente al final, sigue siendo una de las mejores series de su género. El esfuerzo en hacerla parecer una película de varias horas se sigue notando en la producción, el formato y el acabado. Además tiene conexiones con Lovecraft, La Cosa (The Thing, 1982) y grandes del terror juvenil como La Puerta (The Gate, 1987). En nuestro corazón nunca podrá alcanzar a la primera temporada, pero eso no significa que no nos guste restregarnos en su celebración del cine de terror que más nos gusta. Y, frente a los que sostiene que es pura nostalgia vacía, nos vamos a posicionar para defender su voluntad de crear un artefacto perfecto para Halloween, como así lo celebra su episodio dedicado a la noche del truco o trato.
8- Lore – temporada 1
Una miniserie antológica con un concepto muy claro, revivir en imágenes las historias y los datos de un podcast de casos reales. La fórmula toma parcialmente las formas de un docudrama, pero está enriquecido por animaciones, dibujos, fotografías e imágenes de archivo. Un formato original, que se aplica a casos de misterio en el que espectador no tiene que resolver nada, pero que sirven para desarrollar leyendas y mitos de forma opuesta a la que los típicos programas de casos sobrenaturales “reales”. Su ánimo desenmascarador da un poco de pereza cuando te planteas ver más de un episodio del tirón, pero no deja de ser interesante y bien acabada por ese motivo.
7- The Strain – Temporada 4 (final)
Puede ser que las temporadas dos y tres pudieran haberse fusionado en una sola para ser más consecuentes con la estructura de trilogía que establecían las novelas de Guillermo del Toro, pero lo cierto es que tampoco han molestado tanto y la estructura de La cuarta temporada de la serie de vampiros de Guillermo del Toro ha dado una coda más que digna a una ficción apocalíptica con vampiros con modesta pero llena de acción y monstruos. Una serie de terror competente y poco valorada cuyo tono vacilante, entre la oscuridad de cómic book y el drama tontorrón, siempre se ha saldado con eficiencia de Serie B, cuya recta final ha sido una agradable confirmación de sus intenciones. Una ficción que nunca ha flaqueado yéndose por las ramas y que siempre ha escarbado en una mitología rica, desarrollada para presentar una historia completa en un arco que abarca distintos siglos. El poco eco en el paisaje cultural no puede hacer borrón en su honestidad. Comenzó y terminó con un tributo al espíritu humano y al amor, y lo ha logrado sin cursilerías, con convicción y una dedicación casi artesana al género que se echará en falta en la televisión.
6- Wolf Creek – Temporada 2
Otro paquete de seis episodios de las aventuras de Mick Taylor, el asesino en serie más certero e invencible del outback australiano. No es, ni mucho menos, tan excitante como la primera temporada, pero volver a la tierra de los dingos y los canguros con Greg McLean siempre es un placer. Aunque esta vez solo dirija los dos primeros episodios, el cómputo sigue siendo muy potente para una serie de televisión, convirtiéndose en la serie de Slasher que no consiguen ni la serie homónima ni Scream. Esta vez abandona la historia de venganza de la anterior para plantear una nueva cacería del inefable personaje de John Jarratt al estilo de las películas, pero con una importante novedad. En vez de un solo turista extraviado, Mick perseguirá a todo un autobús de ingenuos visitantes, con lo que las irregularidades de su argumento y el factor de repetición (en la cuarta entrega ya se va notando cansancio) se hacen casi imperceptibles por la cantidad de muertes violentas y gore que riegan sus episodios. De nuevo, un viaje por una tierra tan preciosa como infernal, con paisajes que quitan la respiración, fauna alucinante y una solvencia estética que la hace fácil de entrar por los ojos.
5- Ghosted – Temporada 1
Si buscas desengrasar entre tanta película de terror y tonos solemnes o macabros, esta nueva comedia de acción cruzada con sitcom es el perfecto interludio. Episodios de veinte minutos con un ritmo disparatado, espectros, monstruos y splatstick de la mano de una pareja cómica inigualable. Adam Scott y Craig Robinson, expertos en gran comedia como de The Office o Parks and Recreation, funcionan como un resorte juntos, a la manera de unos Abott y Costello modernos, recrean el espíritu de Cazafantasmas (Ghostbusters, 1984) sin tomarse jamás en serio lo que están haciendo. El resultado es una fiesta de humor absurdo y mucha sana idiotez que parece que está hecha por sus artífices para divertirse y pasar un buen rato. Además su selección de monstruos y casos es variada e inesperada, por lo que nunca sabes con que te vas a encontrar. Imprescindible activar el interruptor del absurdo. De vez en cuando necesitamos algo así.
4- Dark- Temporada 1
No es estrictamente terror, no, de hecho el terror está en el tono con el que está tratado el tema de los viajes en el tiempo. Una mirada oscurísima de la paradoja dimensional que supone traspasar décadas hacia el pasado. El resultado no es solo una mirada al subgénero más densa, trabajada e inteligente de lo que suelen ofrecer las nuevas variaciones del relato de transportes en el tiempo, sino que realmente pone sobre la mesa las terribles consecuencias del mismo. La siniestra figura de un cura asesino de niños y otras manifestaciones supuestamente fantásticas la concierten en la serie de terror que uno imagina al ver sus tráilers. La banda sonora ultra siniestra y la atmósfera grisácea de la falta de sol en Alemania la convierten casi en un relato gótico. Si te gustó Donnie Darko (2001) es posible que Dark toque las teclas adecuadas para ti.
3- Channel Zero: No End House (107)
Poco podemos añadir sobre esta secuela distinto a lo que se dijo de la primera y tremenda Channel Zero, nuestro número uno del año pasado. No es que sea inferior a aquella, pero si es verdad que la sorresa ya no puede ser igual de impactante. Comparte con Candle Cove el tono de mal rollo aséptico y la capacidad para infiltrar lo onírico y extraño dentro de su imaginario y como aquella, consigue crear una recompensa emocional hacia el final de la temporada que añade una dimensión melancólica a su terror casi surrealista. Los primeros cuatro capítulos son dignos de una obra de arte, pero el quinto no puede mantener ese nivel, poniendo las bases para una conclusión digna pero que no provoca la misma desazón irrepetible de algo que no tiene ninguna explicación de la anterior obra. Al entender su lógica pierde algo de impacto, pero no es justo pedirle que deje su mundo de pesadilla sin ningún tipo de hilo conector.
2- Twin Peaks: the return
El regreso de Twin Peaks evita el placebo nostálgico y propone algo que no es enteramente ‘Twin Peaks’, ni siquiera el David Lynch de sus últimos trabajos. Es continuista con las imágenes, símbolos y estilo de su Carretera perdida (Lost Highway, 1997) y Mullholland Drive (2001), pero al mismo tiempo, muestra una cara mucho más experimental y juguetona del director, llevando su pasión por el surrealismo visual más allá de su Cabeza borradora (1977) y buceando de lleno en la vertiente fantástica de la serie, que por otra parte, tiene los momentos de terror más logrados de cualquier medio audiovisual de este 2017. El momento de la caja de cristal, el episodio 8, la cara de Sarah Palmer o el inquietante final, son cimas del escalofrío subcutáneo más potente. Más allá que una temporada de algo que ya existe, es el trabajo más complejo de uno de los cineastas más importantes del siglo XX, que no solo está en plena forma, sino que logra uno de los hitos de su carrera.
1-El Exorcista (The Exorcist) – Temporada 2
Puede que no tenga el talante artístico de Channel Zero, ni el peso de la autoridad de un nombre como el de David Lynch. Esas otras dos temporadas serán de culto, con sus momentos épicos y sus episodios accidentados. Por ello, pese a su modestia, elegimos como número uno a la serie del mismo nombre que el clásico. Una serie por la que nadie daba un duro, que demostró que no quería vivir bajo las suelas de la película de Friedkin en su primera temporada, no es una pieza de “cine en televisión” albergada por HBO, sino más bien todo lo contrario. Es una serie en el sentido más ortodoxo del término. Utiliza giros, cliffhangers, y momentos de pura sorpresa haciendo uso de todas las tácticas que la televisión tradicional ha ido aplicando a series de toda categoría. Piensa en El Exorcista como un Supernatural para adultos, con presupuesto ajustado pero el suficiente para dejar un aspecto elegante y por encima de la media. Lo cierto es que en sus diez episodios no sobra un minuto y se pueden enganchar como una gran película de terror de ocho horas. Esta temporada no es un más, mejor y más grande pero sí se quita la faja de ser heredera de un clásico y se suelta el pelo para por fin convertirse en lo que realmente quiere ser: una especie de comic book pulp con un par de Koljacks modernos. Sólo que estos cazadores tienen forma de curas y están sueltos en un mundo de terror post James Wan en el que el mismísimo Vaticano, corrupto, les persigue. Irresistible.
Menciones especiales:
Room 104, Teen Wolf T05, Van Hellsing, Midnight Texas